miércoles, 29 de abril de 2020

The last of us - contacto Renault Espace




Cuando encara la década en la que cumplirá 40 años, el futuro del Renault Espace, como el de todos los grandes monovolúmenes, no parece demasiado halagüeño. Los modelos compactos van desapareciendo uno a uno del mercado al estilo de las víctimas de Jason en cualquier película de "Viernes 13", los supervivientes de su mismo segmento se pueden contar con los dedos de una mano y las marcas incluso van renunciando a actualizarlos convenientemente. Por citar unos ejemplos, Citroën se apaña con la versión larga del C4 SpaceTourer, VAG mantiene los Sharan/Alhambra, pero con restylings del modelo 2010 y, Ford y Renault, que son los más recientes, llevan ya 5 años a la venta.



En estos años el Espace ha visto casi de todo. En los 90 existía una versión 4x4 (llamada Quadra), en Top Gear se sacaron de la manga un convertible a base de cortar el techo con una radial y, en el 94, se fabricaron 2 unidades que, con el nombre de F1, aprovechaba para dar rienda suelta a la fantasía de los ingenieros colocando un auténtico motor de monoplaza de 800 caballos creando el familiar más radical que se recuerda.



El Espace es un claro ejemplo de cómo hemos cambiado en estos 36 años, como bien cantaba "Presuntos implicados". Recuerdo que, con el lanzamiento de la segunda generación, las revistas especializadas comentaban que era un modelo interesante, pero "dirigido a un segmento muy determinado con grandes necesidades de espacio". Si tenemos en cuenta que medía 4,5 metros, sólo algo más que la mayoría de SUV's medios y que incluso algunos compactos ya se acercan a ese tamaño, queda patente cómo han crecido las necesidades de espacio en nuestra sociedad.


Para esta última generación -y esperemos que no sea literal-, Renault se la jugó con uno de esos experimentos a los que son tan aficionados: abandonaron las lineas rectangulares propias de estas "furgonetillas" y aprovecharon para hacer un diseño mucho más dinámico con alguna referencia al mundo SUV. Digamos que tomaron la receta del Ford S-Max y la aliñaron un poco más para dar a un lugar a un diseño muy fuera de lo común, no tan extraño al ojo como el anterior 3008 pero que también hace arquear las cejas.



Resulta obvio el cambio de proporciones chapa/superficie acristalada a favor del primero para buscar ese aspecto dinámico que buscan todas las marcas en todos los segmentos, por más inverosímil que pueda parecer a priori (alguien dijo BMW X5?). Así, la base del parabrisas se adelanta la indecible para que éste aparezca lo más tumbado posible y la tercera ventanilla -casi la cuarta, por lo exagerado de la auxiliar delante del retrovisor-, se adereza con una curva ascendente que une la linea de cintura con la del techo.


El obligado aspecto SUV se consigue con una altura al suelo notable visualmente -no va más allá- y con unos neumáticos descomunales, aunque con "truco", pues se han desarrollado cambiando la proporción entre anchura y altura para que no pierdan cualidades en carretera y su coste no se dispare. Valga decir que estos apaños de maquillaje se utilizaron después para el actual Renault Scenic con un resultado final semejante aunque no tan forzado por la menor longitud de aquél.



Este Espace V se alarga hasta los 4,85 metros, un tamaño que ahora sí podríamos considerar de respetable y poco amigo de usuarios que no tengan un parking propio -tamaño Mercadona, a ser posible, pues no todas las plazas privadas son tan generosas-. Esto le dota de un maletero de casi 700 litros (615 con 7 plazas), interesante por la altura disponible más que por la capacidad en sí, pues muchos Skoda (como el Kodiaq) se acercan a ese valor con menos distancia exterior. Donde sí que no se puede poner ninguna pega, eso sí, es en los tres asientos traseros, independientes y de igual tamaño los tres, algo casi imposible de encontrar fuera del mundo monovolumen.




El salpicadero, y junto con el del Talisman, dio el pistoletazo de salida a la nueva configuración de interiores Renault, caracterizados por una clara mejora de la calidad percibida, la horizontalidad de lineas (se busca potenciar la sensación de anchura) pero rota por la pantalla táctil en vertical en contra de lo habitual y por el cuadro de mandos conformado a partir de una única esfera digital configurable. Tengo que decir que la primera vez que lo ví me pareció bastante confuso de utilizar, pero a fuerza de convivir con él, pues se ha extendido un formato semejante entre muchas marcas, reconozco que al final resulta rápido y claro de utilizar, aunque exija un cierto período de adaptación.


En el tema de las motorizaciones es donde la Régie menos se ha complicado la vida: dos motores diesel, de 160 ó 200 caballos y un gasolina de 225: ahí es nada, alcanzando cualquiera de ellos los 200 km/h de máxima... y pensar que los primeros Espace no superaban los 120 caballos y que la versión diesel sólo daba 88!. Pero claro, si tenemos en cuenta que, en vacio, rondan los 1.800 kilos es inevitable moverse en estas cifras para lograr una mínima respuesta en marcha. Eso sí, los consumos van a la par, pues la única medida ahorrativa es el Start/stop; en este aspecto, pide a gritos la hibridación, aunque sea básica, pues ni el sobrecoste ni la merma de espacio le supone un problema en los niveles en que se mueve.


Como en todos los movolúmenes, sentarse al volante supone una agradable experiencia. El punto de cadera está más alto que en una berlina, pero sólo lo suficiente como para que la postura siga siendo levemente reposada y muy confortable. La sensación de espacio a la altura de los hombros es fenomenal y la visibilidad es completa en un ángulo de 360 grados, favorecida por un interior con la linea de horizonte baja. Si antes decía que en tema de motores no hay mucha opción para elegir y decidir, en el del tipo de cambio aún es menor, pues sólo hay automático o automático; no tener un manual suele ser un hándicap comercial, pero tienen ya tan claro que las ventas serán tan testimoniales que han decidido ir a por todas. En honor a la verdad, para un modelo de este corte es lo más lógico, y se supone que sus futuros propietarios ya estarán conformes con este cambio EDC de doble embrague y seis marchas; no existe la posibilidad de montar levas en el volante, pudiendo actuar longitudinalmente sobre la propia palanca para controlar las marchas, pero al final lo dejas de hacer por pura vagancia visto lo bien que se las apaña el sistema.



La unidad de pruebas era la de gasolina, lo cual siempre es un plus, por la calidad de giro que proporciona y la bajísima rumorosidad. Lo cierto es que entre el empuje del motor y lo bien que funciona el EDC la conducción es muy despreocupada y hasta cierto punto entretenida; dentro de sus limitaciones, hasta puedes llegar a pasar por alto las dimensiones de lo que llevas entre manos. De hecho, a la segunda rotonda, ya me sentía igual de confiado que a los mandos de mi C-Max, que mide medio metro y pesa 500 kilos menos, logrando una dinámica notable para lo que podría parecer desde fuera; eso sí, si giras la cabeza verás la luneta trasera allí, a lo lejos, pues desde el asiento del conductor casi puede advertirse la curvatura de la tierra, como en los campos de fútbol de la serie "Campeones". 😅
Bromas aparte, sorprende en este aspecto. Y la marca permite equipar el sistema 4control de dirección a las 4 ruedas que gira levemente las traseras para aumentar la agilidad, y que, aunque en este caso no lo montaba, sí que lo pude experimentar por mí mismo en Montmeló a lomos de un Mégane. con un resultado bastante espectacular.


Cuando alguien me pregunta qué coche tendría si tuviera el presupuesto suficiente, mi respuesta es siempre doble: me iría a los extremos, con un gran monovolumen como éste para viajar a gusto con la familia y un pequeño roadster biplaza para mis momentos privados. Y si tuviera la oportunidad, este gran Renault estaría muy bien situado, dados los altos niveles que consigue en comodidad, espacio e, incluso, refinamiento.

Y hasta aquí este post confinado! En breve, más sensaciones al volante.

lunes, 13 de abril de 2020

La bestia de tiempos remotos - contacto Toyota Land Cruiser



Bueno, remotos, remotos, quizás no tanto, desde el 2010, para ser más exactos. Pero aunque en tiempo de humanos es poca cosa, en tiempo de coches supone toda una vida, pues su límite de edad comercial suele andar por ahí. Este Toyota, sin ir más lejos, lleva dos liftings y la actual generación no debería hacerse esperar mucho más.


Y es que el sector de los TT puros cada vez tiene menos representantes. Ok, siempre habrá un pequeño reducto de aguerridos conductores amantes de los 4x4 que no se dejarán llevar por los cantos de sirena de los implacables SUV y que no darán su brazo a torcer ante los "suveaceras", pero parece que cada vez habrá menos donde elegir. Incluso la propia Toyota tiene el RAV4, menos capaz  pero también más económico de adquirir.


Pero basta con echarle un vistazo para advertir que el Land Cruiser tiene algo diferente. Cortísimos voladizos, amplios pasos de ruedas, retrovisores cuadradotes, suspensiones de gran recorrido, poderoso frontal... sí, un TT a la antigua usanza, tan reconocible y legendario como uno de sus competidores más radical, el Jeep Wrangler. Además, tiene unas buenas dimensiones, como debe ser en este segmento, con sus casi 4.90 de largo por 1.85 de alto. Sí señor, si no es más alto que tú no sirve!.
Estas medidas y sus formas rectangulares le dotan de un espacio interior formidable, con más de 620 litros de maletero (550 en formato 7 plazas). Se agradece el estribo lateral que te facilita auparte al interior, aunque aún más el asa instalada en el interior del montante A.


Sentarse al descomunal volante de un modelo de este tipo siempre deja huella, por la verticalidad de la postura. Furgoneta total, aunque con el volante en una posición más normal, también recuerda a los grandes monovolúmenes, aunque en aquellos el salpicadero tiende a alejarse de los ocupantes y la base del parabrisas se pierde en la lejanía. Nada que ver con SUV y asimilados, mucho más cerca de la postura habitual de un turismo. Demonios, si incluso en esa especie de tanqueta con ruedas que es el Ford Ranger Captor era fácil olvidarse de que conducías un pick-up.! No, aquí estás sentado ante una mesa de trabajo y de las rudas, la mesa de herramientas de una carpintería de toda la vida donde cada muesca tiene su historia.


Así, el salpicadero no hace la más mínima concesión al diseño: lineas rectas, consola ordenada y simple, materiales sin lujos y, botones, los justos y necesarios. La diferencia con las últimas creaciones de la marca japonesa son palpables, ahora con un interior mucho más trabajado y dinámico, pero "este" Land Cruiser tiene ya un par de años y, aunque maquillado, la veterana base da para lo que da... Incluso el cuadro de mandos recurre a las esferas analógicas con una mínima pantalla central LCD.


Para la motorización, pocos quebraderos de cabeza da el modelo: uno único, diesel, 2.8 de cilindrada y 177 voluntariosos caballos. Para un peso en vacío de 2.200 kilos está claramente justito -pensemos en un eléctrico como el Audi e-Tron con sus 400 caballos para 2 toneladas y media-, si no fuera porque son 177 percherones que le permiten trepar por las paredes si hace falta. En la versión probada el cambio era automático, de convertidor de par -obvio- y la combinación de ambos le otorga una capacidad de aceleración... nula. Da igual la marcha en la que circules, al pisar el acelerador a fondo sólo consigues que el coche dé un respingo para luego empezar a ganar velocidad con parsimonia; con mucha fuerza, pero con calma. Paradójicamente, dispone de deportivas levas tras el volante, pero hasta yo, defensor impenitente de las mismas, preferí no utilizarlas por lo poco apetecible que me resultaba su uso: por más que bajara o subiera de marchas, no notaba ninguna diferencia en la respuesta del coche, así que dejé al cambio ir a su rollo.


Si una de las bazas de este tipo de vehículos es su dominante postura de conducción, el Land Cruiser va sobrado. Casi cualquier otro modelo lo verás allá abajo, en la calzada, salvo que sea otro idéntico o un Hilux como el de la imagen. En este aspecto, supera incluso a vehículos formidables como el Volkswagen Touareg, muy semejante en volúmenes pero con un interior más de tipo berlina de lujo. El recorrido de prueba se hace en el antiguo circuito de Montjuich y, desde el primer momento, veo que no voy a tener problemas para respetar el límite de 50 km/h. ciudadano. Voy muy elevado y en la primera curva noto claramente las inercias y eso que voy a ritmo legal; lo dicho, neumáticos anchos y altos, largas y blandas suspensiones... tampoco juegan a su favor la arquitectura, con chasis de largueros en lugar de monocasco -como sucede en cualquier Land Rover- o la dirección, muy desmultiplicada para poder girar semejantes ruedas con el mínimo esfuerzo, pero que te exige maniobrar mucho sobre el volante para negociar cualquier curva y la hace poco precisa. Vamos, que no es el modelo que elegiría para subir al Col de Turini salvo que tuviera 1 metro de nieve acumulada. Claro, todo esto se vuelven ventajas cuando sales del asfalto y te enfrentas a obstáculos DE VERDAD, no a simples caminos de tierra. Muchas marcas de postín -como Jaguar-, están demostrando las posibilidades de la electrónica al lograr un gran equilibrio entre carretera y off-road, pero a costa de un precio sensiblemente superior al de este fenomenal Toyota, que aún conserva el selector giratorio de tipo de tracción frente a la palanca de cambios para que el conductor pueda hacer su trabajo.


Pero es un modelo con algo especial. Se le nota distinto a todo, único, y eso me gusta. De hecho, fue el último modelo que probé en el Salon del Automóvil de Barcelona del año pasado; después de todo el día probando modelos de varios tipos, sólo me quedaba el stand de Toyota. Allí tenían el nuevo Corolla, el Yaris o el RAV4, pero el cuerpo me pedía algo inusual de verdad, por lo que no lo dudé. Quizás no sea un vehículo para todo el mundo, pues deben darse algunas características especiales en tus gustos y prioridades, pero si necesitas mucho espacio -pero mucho-, movilidad en cualquier circunstancias, no quieres que se te dispare el presupuesto y, sobretodo, si para tí el placer de conducir representa superar una pendiente embarrada imposible para los demás más que curvear por el asfalto de tu carretera de montaña favorita... éste es tu coche.


   Y hasta aquí este post! En breve, más sensaciones al volante!.