miércoles, 29 de mayo de 2019

The red Stig international - costa azul francesa (y Mónaco!)



Pasar unas vacaciones en la cosa azul francesa es uno de esos viajes que uno siempre va dejando para más adelante por los problemas logísticos que supone: que si está muy lejos, que si será carísimo, que vaya lío con el idioma... hasta que un año te dices a tí mismo que ya está, que hasta aquí hemos llegado y que de este verano no pasa. Y te llevas la grata sorpresa de que es mucho más fácil de lo que parece.  Los kilómetros a recorrer, por ejemplo, son muchos menos de los que la lógica parece indicar: desde Barcelona, no llegan a 700. Es decir, menos que para ir a Almería o Asturias, por ejemplo, y no digamos ya si los comparamos con los 1.000 hasta Sevilla o hasta los 1.250 hasta Cádiz (y que, una vez, y no más Santo Tomás, hice de una tirada).


Tampoco los precios son tan terribles. Cierto es que la gasolina supera en unos 30 céntimos el litro a los precios españoles, con lo que es fácil encontrarla en autopistas a 1,70 ó 1,80 (aunque existen low cost por 1,50 aproximadamente) y que por un hotel te pueden pedir 3, 4 ó 5 mil euros por una semana, pero hay apartamentos con precios al nivel de la costa Brava. Tampoco los restaurantes y supermercados están muy allá del coste en Cataluña, por lo que es posible pasar una semana de lo más completa envueltos en todo el lujo y glamour que la riviera francesa te puede proporcionar aunque tú vayas vestido del Primark. Y otro punto a su favor es que las distancias se hacen cortas y pasan rápidas las horas, pues entre Cannes y Mónaco no hay más que 55 kilómetros, con lo que tampoco te dejarás una pasta en llenar varias veces el depósito de gasolina.


Si nunca habéis conducido por Francia, lo primero que hay que decir es que tienen unas autopistas por las que da gusto circular e, incluso, pagar. Cada 2 kilómetros encuentras un hueco para parar en caso de emergencia (con teléfono), cada 10, un área de descanso, pero de los de verdad, con aseos limpios, mesas de pic-nic con sombra y juegos para niños y, cada 20, un area de servicio, pero en el sentido amplio de la palabra. Vamos, que tienen 3 ó 4 restaurantes distintos -de los más selectos a las hamburgueserías más de batalla-, un supermercado, más zonas de recreo y hasta tumbonas para la siesta, surtidores de gasolina, diesel, gas y electricidad... casi como para quedarse a vivir, vaya. Lo único que hay que tener en cuenta es que no sirven alcohol, ni tan siquiera cervezas, lo cual, bien pensado, tiene su lógica, aunque en este caso fuera para mi acompañante y no para mí.


Lo primero que uno nota al llegar a la costa azul es que parece que regalan los Ferraris. Los dos primeros días la cabeza te da más vueltas que a la niña del exorcista, pero a partir del cuarto ya ni les echas cuentas, de lo común que es verlos pasar zumbando. Lo segundo que adviertes es que los coches británicos y los italianos son los que cortan el bacalao. Rolls-Royce, Aston Martin y Bentley -sobretodo, Bentayga- entre los primeros y Lamborghini, Ferrari y Maserati entre los segundos; también abundan los Mini y los Abarth, imagino que para moverse a gusto y aún con estilo entre las alocadas calles del principado. Sorprende la ausencia de las premium alemanas y de las japonesas, pero imagino que aquí no les han perdonado que se lanzaran a las categorías del mercado más "populares". La única excepción es Porsche, que aún conserva su elitismo, como éste que me encontré aparcado delante de una tienda en Mónaco, pero claro, es un GT3 RS, más para circuitos que para la vida real.


Además, te encuentras deportivos exclusivos y de ultra-lujo en cualquier parte. Por ejemplo, yo estaba alojado en Mandelieu-la-Napoule, un municipio sin más gracia que la de ser limítrofe con Cannes. Pues bien, el primer día, sin ir más lejos, tal y como salí del apartamento, en el primer semáforo se me paró delante un Mclaren. Y así toda la semana!


Como decía, me alojaba cerca de Cannes. Esta ciudad tiene un tamaño medio y resulta un perfecto escaparate para salir a pasear y lucir palmito y modelitos, pues tiene un paseo junto al mar donde se levantan los hoteles más lujosos que uno se pueda imaginar y las tiendas de moda más prohibitivas.


Lo de los hoteles tiene guasa, pues la entrada suele estar un poco alejada del paseo y permite llegar hasta el portero con el coche, pero eso no evita que a todas horas haya varios reporteros apostados como francotiradores para ver si cazan a algún famoso. Por la noche, el paseo se convierte en un desfile de modelazos tanto en la calzada como en la acera, pues si entiendes algo de moda enseguida adviertes que según qué complementos han costado más que el automóvil que te ha traído desde casa...


Pero Cannes es conocida por su festival de cine, así que es obligatorio acercarse al Auditorio donde se entregan los premios y darse una vuelta mirando las huellas de las manos de actores, actrices y directores que lo rodean. Igual de recomendable es subir la colina sobre la que se asienta el casco antiguo y echar un primer vistazo panorámico a la costa azul.


La siguiente parada obligatoria es Niza, pero, al contrario que Cannes, tiene un tamaño considerable.


Aquí hay mucha ciudad para ver y caminar, pero al haber muchas zonas exclusivamente peatonales, desaparecen los Ferraris 😒. Hay muchos edificios de aire italiano y chocolaterías deliciosas y puedes subir a una montañita que te obsequiará con una gran vista de la costa a ambos lados de Niza. También hay un paseo junto al mar con hoteles de puro lujo, pero su tamaño es gigantesco, con lo que pierde algo de gracia respecto a Cannes.


Desde aquí parten las tres carreteras costeras que llevan hasta Mónaco (Corniche baja, media y alta) y en sí son un espectáculo digno de vivirse. Lo curioso es que sólo son 20 kilómetros que no requieren más de media hora de conducción, pero se encuentran situados en la parte final de los Alpes y los acantilados que la conforman son vertiginosos.


Las tres carreteras están profusamente conectadas entre ellas, por lo que es fácil saltar de un nivel a otro según nos apetezca tener una perspectiva u otra, pero lo realmente importante es que, al final, encontraremos la ciudad-estado de Mónaco.


Caos es la palabra que mejor la define, por lo menos en días laborables, pues me acerqué también un domingo y todo estaba mucho más relajado. Su ubicación es el principal problema que la hace intransitable en coche, aunque suene a paradoja. Sí, todos hemos visto cómo corren los F1 por la zona del puerto con el fondo del skyline de los rascacielos amontonados en la ladera de la montaña, pero por la tele no te puedes hacer una idea de lo que eso supone.


Como había que aprovechar el mínimo espacio disponible, se ha edificado en plena ladera, y, como decía, aquí los Alpes van a morir al mar, con lo que el desnivel a salvar es tremendo: si bajas desde la Turbie el descenso en coche pone los pelos de punta!. Todo son calles empinadas y cortísimas y casi sin semáforos, con lo que orientarse es casi imposible, pues te ves rodeado de rascacielos que casi se tocan entre sí. Lo más parecido que recuerdo es Gibraltar, donde también parece que los edificios hayan caído del cielo de cualquier manera y apáñate para circular entre ellos, pero allí al menos son casitas de poca altura. Otra característica que te vuelve tarumba son los túneles, pues los hay por todas partes y a varias alturas; por ejemplo, me metí en el parking de la estación de tren y fui bajando por el interior hasta la planta -13, lo cual me llevó al lado de la iglesia de Santa Devota (sí, la de la curva del circuito).


Si te decides a bajar del coche y caminar un poco, la sorpresa te la encuentras al subir a La Roca, donde se sitúa el palacio de los príncipes y un pequeño entramado de sencillas casitas bajas con unas pocas calles. Es posible visitar el palacio con su colección de coches y también hay un museo oceanográfico -en los dos, previo pago-, pero lo más desconcertante es que es una zona totalmente opuesta al resto de la ciudad, tan recogida y tranquila.



El otro punto de obligada visita es el casino, que es de libre acceso y gratuito.


Te lo piensas dos veces cuando ves a los guardas de la puerta, pero si entras con decisión y sueltas un educado "Bon jour" no hay problema aunque vayas vestido con chanclas y bermudas. Incluso pueden entrar niños, pues el casino propiamente dicho está al fondo y parte del edificio es accesible y visitable pese a lo que pueda parecer a priori; también hay un bar, con cocktails de nombres con reminiscencias de peli de James Bond que tampoco echa para atrás por el sablazo. Otra de las atracciones del Casino es el pequeño parking que hay justo en la puerta, donde los VIP's aparcan sus preciadas monturas y donde puedes encontrarte coches que difícilmente habrás visto más allá de las revistas tipo CAR&DRIVER. En mi caso, la gloria se la repartieron entre un Lambo Urus y un Ferrari F-40.




Porque, claro, si hasta el que te saca a pasear al perro tiene un deportivo de Maranello, que puedes hacer para destacar? Pues echar mano de los clásicos, como este rarísimo Ford GTX-1 que rondaba por allí y que puede duplicar el precio de cualquier Ferrari... si estuviera a la venta, claro, porque hay tan pocos que no se sabe a ciencia cierta su valor.


Pero para nosotros, los mitómanos de las 4 ruedas, la última atracción es poder hacer libremente el recorrido por donde se celebra el GP. Ahí es nada. Aunque no puedes superar los 50 km/h, vas reconociendo cada una de las curvas, rectas y rincones que todos identificamos con facilidad.


La recta de tribunas, la subida y bajada del Monte Carlo -mucho más acusadas de lo que parecen por TV-, la curva Loews, el túnel, que en realidad es un hotel bajo el que pasa la calzada... emociona saber que estás rodando en Mónaco!. Además, no se molestan en eliminar la decoración de la carrera, así que en muchas curvas hay pianos en vez de bordillos y en la recta de tribunas las marcas blancas que indican los puestos de salida están pintados en el suelo.


Para acabar de adobarlo, el desfile de deportivos que también disfrutan del recorrido es inacabable con lo que se convierte en el "tio-vivo" más caro del mundo.


De verdad, te pasarías el día entero dando vueltas como un tonto con tu utilitario, así que entiendes que los dueños de estas exquisitas monturas salgan a gastar gasolina viendo y dejándose ver. Pero al final, con más pena en el corazón que otra cosa, no tienes más remedio que seguir tu viaje y dejar atrás esta joya del Mediterráneo. Y un buen punto final para esta ruta es la villa costera de Mentón.


El interés que presenta es su situación: por un lado, está situada en un circo (no uno de payasos y malabaristas, claro, sino delante de una muralla de montañas increíblemente altas) y, por otro, resulta que es el último municipio antes de llegar a Italia, con lo que puedes cruzar la frontera por la gracia de hacerte la foto al otro lado y así decir que has visitado tres países durante tus vacaciones...


Bromas aparte, es un buen remate para un tour por la zona y un buen punto de partida para recorrer la corniche baja de vuelta a Cannes, pues toda la carretera está salpicada de rincones fotografiables donde apetece parar a respirar el aire del mar.


Y poco más puedo recomendar por la zona. Hacia el interior está Grass, una ciudad medieval que huele a flores donde transcurría la novela "El perfume" y, junto a Niza, encontramos Saint-Jean-Cap-Ferrat, un trozo de tierra que se interna en el mar dónde sólo los más ricos de entre los ricos pueden permitirse tener una vivienda. Yo sugiero visitar también el paseo que une Cannes con Mandelieu, en el que es fácil aparcar para darse un baño en la playa y cenar algo ligero en alguno de los chiringuitos mientras esperas relajadamente a que caiga la noche y los edificios se iluminen con los colores de la bandera francesa.


En breve, más sensaciones al volante! toca empezar a desgranar las novedades del Automobile Barcelona 2019 y empezaremos por un coche cargado de ingeniosas soluciones.










jueves, 16 de mayo de 2019

Mamá cumple 100 años - visita Automobile Barcelona



1 siglo. A lo tonto, a lo tonto, el Salón del Automóbil de Barcelona (AKA Automobile Barcelona) ha llegado a ser un evento centenario: tiene su gracia pensar la importancia que ha cobrado el automóvil en nuestra vida, pese a que cuando apareció se consideraba que era una moda pasajera, una gracieta que sólo gustaría a cuatro snobs y para de contar.


Aunque todo parece indicar que estamos llegando al fin del sistema actual para entrar en el mundo del car-sharing y del coche autónomo eléctrico, a corto plazo aún tendremos que seguir eligiendo qué modelo queremos comprar. Y para poder ver, tocar y oler cuantos más mejor de una sola tacada, este tipo de eventos seguirán teniendo su importancia... aunque me temo que con los años sólo acabaremos acudiendo aquellos a los que se nos pinta una ancha sonrisa cada vez que nos ponemos detrás de un volante y pisamos el pedal de la derecha a fondo.


Para poder disfrutarlo a mi antojo, como cada dos años me tomé un lunes de vacaciones y me planté a las 10 de la mañana en Montjuich.


Después de la locura que representa el fin de semana -como me comentaron varios monitores-, sobrecoge el silencio, la calma y la tranquilidad que se respira a esas horas paseando entre los boxes aún vacíos de público, pero con los coches ya en formación. Tengo hora a las 11 para probar el primer modelo del día, el Audi E-Tron, así que tengo un ratito para empezar a curiosear... por dónde empiezo? creo que lo más lógico será visitar la exposición del centenario, con varios modelos que escenifican la evolución del automóvil.


El palacio está a media luz y se escucha una grabación de fondo. Estoy solo, pero rodeado de una retahíla de modelos que haría babear a cualquier coleccionista de pro.


Un modelo por década. No empieza con el Ford T de la foto, sino con un David, un modelo anterior incluso a la creación del Salón. La exposición es fenomenal: Buick, Cadillac, Jeep, Pegaso, Hispano-Suiza clásico, Elizalde... y, a este lado del siglo, Aston Martin, BMW, Porsche y Ferrari entre otros, para rematar la cronología un Bentley Continental GT, aunque curiosamente las fechas sólo lleguen hasta 2009.


Como aún tengo tiempo disponible, me acerco al pabellón del grupo VAG, de los que tengo que decir, por cierto, que creo que se merecen el premio a los más implicados de esta edición.


Tienen para ellos solitos una zona completa de exposición en la que reúnen a las 8 marcas de coches del grupo. Aquí sólo podemos encontrar los modelos que lanzarán en los próximos meses y años, más alguno que ya está disponible pero como si no (léase Lambo Urus). Lo que queda más patente después de visitarlo es la apuesta por el coche eléctrico, pues se muestran los Seat El-Born y Minimó (The Twizzy Reloaded), el Cupra Formentor (menudo diseño!) el E-Tron, los Skoda Vision X y RS y, quizás lo más significativo, parte de la gama ID que tenemos casi, casi, a tocar de los dedos y que parece que será el punto definitivo de inflexión en la popularización del coche eléctrico.



Pero la oferta para el Salón también pasa por los modelos actuales, disponibles para realizar test-drives en la zona de boxes.... y la verdad es que no han reparado en gastos!. Audi está representada por el E-Tron, Skoda por toda su gama (Karok RS incluido), Seat lleva a sus mejores jugadores (Arona, Ibiza, Tarraco...), Volkswagen aporta su gama SUV y el especial Golf GTi TCR -no, no es un guiño a "yo fui a la EGB"-, e, incluso, encontramos un Cupra Ateca de 300 CV. Sorprendente. Y todos disponibles libremente para darse un garbeo por el antiguo trazado del circuito de carreras de la montaña... puede pedirse algo más?. Como curiosidad, comentar que también han montado un pequeño recorrido para que pruebes el patinete eléctrico de SEAT... si es que han pensado en todo!.


El segundo grupo con más presencia en la zona de los test drive es Renault-Nissan-Dacia. Ocupan casi la mitad de la calle principal con toda su gama de berlinas, compactos y eléctricos y el acceso a las pruebas es también libre. Un poco más escondidos están Toyota y Mazda (en la plaza del Univers); es fácil de encontrar, pues alrededor de la plaza se concentra la oferta de restauración y vale la pena acercarse, pues también dejan conducir casi cualquier modelo... el "casi" es por Mazda, que este año no dejaba probar el MX-5 por las buenas, como sí pasaba en la edición de hace dos años. El resto de marcas optan la fórmula de es-necesario-traer-un-presupuesto-de-un-comercial-para-conducirlo, cosa que no suelo hacer por respeto a su trabajo. Aún así, en una sola jornada me dio tiempo a conducir 7 modelos (E-Tron, Captur, Qashqai, Tarraco, Cupra, Golf y Land Cruiser) por lo que tampoco creo que sea necesario hacer el paripé salvo que algún modelo en concreto nos interese mucho.


Dentro de los edificios también hay mucha cosa interesante que ver. Me cuesta entender que haya marcas que paguen el pastizal que supone alquilar un espacio en el Automobile para luego no dejar a la gente que se acerque con tranquilidad a los vehículos, pero hay algunas que aún dejan los coches cerrados. Me parece ridículo, así que sólo hablaré de aquellas que hacen su particular "jornada de puertas abiertas".


La estrella en este aspecto y valga el juego de palabras, es Mercedes.


Lleva TODA su gama y TODOS son accesibles. Hala, ya lo he dicho. Aunque sea en parado, siempre es una experiencia recomendable sentir bajo los dedos la calidad de sus acabados, los exquisitos materiales empleados... o la dureza de los bacquets de los AMG GT. Me parece que en un extremo también exponían la gama de sus eléctricos EQ, pero es que cada vez que intentaba acercarme acababa absorbido por el coupé o por el 4 puertas.



La otra marca alemana de prestigio también lleva la alineación completa y aprovecha para enseñar los 5,15 metros del X7. Impactante, como no podía ser otra manera, trasteando con los menús puse en marcha el sistema de masaje y me estuve un ratito allí la mar de a gusto, descansando después del tute de todo el día coche arriba-coche abajo.


En este mismo recinto encontramos una marca que toca todos los palos, Toyota, que no se corta a la hora de juntar bajo un mismo techo a sus híbridos, sus victorias en el Dakar y un deportivo pasional como el Supra. Gran diseño y temperamento, pero la línea del techo, que cae horizontal limita tanto la vista lateral que me hace dudar de su comodidad en la vida real. Y no olvidemos su división de lujo, Lexus, que sigue aupando el UX, aunque debo advertir que hay que tener cuidado al entrar en este, pues el salpicadero tiene un reborde con muy mala idea que se te va directo a la rodilla al sentarte delante...


A su vera encontramos la interesantísima Mazda, que aprovecha para dar bombo a su Mazda 3 (probado aquí en el post anterior) y enseñar su nuevo SUV compacto, el CX-30.


La verdad es que ignoro cómo se reparten los espacios, pero entre Mercedes y BMW se sitúa la más terrenal KIA. No se pueden negar las virtudes en aumento de la marca surcoreana, cada vez más cerca de la liga europea. Para ratificarlo, ahí está el excelente Stinger, un modelo que aúna prestigio, calidad y diseño, aunque sus ventas en nuestro mercado no sean ni testimoniales (creo que ni 100 en todo el año pasado).


Y no podemos abandonar este pabellón 1 sin pasarnos por Mini, que nos recuerda  que, aunque 60 años no son nada, en verdad hay que decir "cómo hemos cambiado", al juntar dos de sus representantes de primera y última generación.


Si cruzamos la zona de boxes y nos adentramos en el pabellón 8 (si, la numeración sigue la lógica de  los lanzamientos de Iphone), nos damos de bruces con otra interesante japonesa, Honda.


Además de permitirnos también jugar a encontrar las diferencias al encarar al primer híbrido que entró en Europa (su Insight) con el "híbrido" NSX, siempre es interesante aprovechar para respirar la deportividad del Civic y el refinamiento del CR-V, aunque se merecen un tironcillo de orejas por no haber traido el e-Prototype para su exhibición, cosa que sí ha hecho Alfa Romeo con el Tonale. Como no podía ser de otra manera, este escultural SUV que se situará por debajo del Stelvio, también amenaza con una fuerte carga eléctrica, como así denuncia la reinterpretación del Biscione, que cambia al habitual señor que asoma entre sus fauces por el dibujo de un enchufe. Reyes de las paradojas, los italianos lo sitúan junto al monoplaza de F1 que este año conduce Kimi Raikkonen por esos circuitos de Dios.


Muy interesante resulta la exposición de la otra marca coreana de referencia, Hyundai. Además del I30 N, muestra el I30 N fastback, un cinco puertas de estiloso diseño al que le sientan de maravilla las pinturas de guerra. Además, han instalado un avanzado simulador hidráulico que te permite participar en una mini-carrera virtual de 2 vueltas a Montmeló.


Sin salir de los circuitos, Nissan, que lleva desde eléctricos como el Leaf hasta salvajadas como el GT-R, expone su monoplaza a pilas, pensado para la Fórmula-e.


Y es que la movilidad "alternativa" cada vez tiene mas visos de convertirse en la "normal" y de llegar a relegar a los motores de combustión a los museos. Basta si no con dos ejemplos: primero, viendo el despliegue realizado por Tesla, con varias unidades en la zona principal de pruebas y con muchos metros de exposición en el pabellón, cuando hace dos años apenas si ocupaba una esquina de una tarima. Si el éxito se mide por la expectación que levantan, su triunfo es incontestable, visto lo difícil que era encontrar un comercial libre y el enjambre de curiosos que en todo momento intentaban colarse en el interior de alguno de sus coches.


El segundo ejemplo lo tenemos en el modelo más espectacular, llamativo y singular que podemos encontrar en todo Automobile: el Hispano Suiza Carmen, nombre que ya en su día barajaba el español Ignacio López de Arriortúa "Superlópez" para su proyecto de marca española, por aquello de Car (coche) y Men (hombre).


Por suerte está sobre una peana giratoria, porque tiene tantos ángulos favorecedores que te pasarías horas admirando sus detalles, como por ejemplo las cigüeñas que decoran el interior de los pilotos traseros.


Más de 1.000 caballos y eléctricos, con una carrocería retro-futurista que vas más allá de lo que el diseño o el arte podrían explicar. La cigüeña levanta el vuelo de nuevo, pero ahora es silenciosa, ecológica y enchufable... en cualquier caso, los nostálgicos aún tenemos por ahora modelos como el Ford Mustang, con sus políticamente incorrectos 400 caballos a base de un ruidoso motor V8 de 5 litros que traga petróleo como si no hubiera un mañana. Me encanta!


Y hasta aquí este resumen del Salón. En los próximos meses, iré subiendo los reportajes de cada uno de los modelos que he podido probar en este vertiginoso día, aunque para la próxima entrada daré alguna buena idea para estas vacaciones...