jueves, 26 de julio de 2018

Una X marca el lugar - contacto Opel Grandland X



El día que me llegó la noticia de que el grupo PSA compraba Opel a GM no acababa de entender la jugada... qué interés podía tener el conglomerado francés en la marca alemana? y cómo encajaría con el resto del grupo?. La respuesta a la primera pregunta tiene su explicación en un tema de equilibrio de mercados: las marcas autotóctonas tienden a tener mejores ventas en sus países de origen y el alemán es uno de los 3 mayores de Europa... con lo que, con esta compra, PSA, por un lado, tiene un pie ya puesto sobre el terreno y, por otro, cuenta en su cartera con modelos como el Astra o el Corsa que disfrutan de muy buena imagen por todo el continente. Pero esto nos trae a la segunda cuestión, pues puede dar lugar a duplicidades en algunos segmentos; si Citroën es la marca desenfadada y arriesgada (Citroen comfort music tour. Prueba C4 Cactus), Peugeot la imagen deportiva y con un punto lujoso (La forma del agua. Prueba racing gama GTI) y DS la apuesta claramente premium... qué queda para Opel?


Para intentar desentrañar este misterio, aproveché el evento "The best SUV by Autopista" para probar su representante en la carrocería estrella del momento y, dentro de ésta, en el tramo de vehículos más demandado, aquél en torno a los 4,50 metros (4,48 para ser exactos en este Opel).


Lo primero que hay que decir es que toca alegrarse de que la tecnología de plataformas modulares haya acabado con una época que podríamos denominar de "El ataque de los clones", que dio lugar a que modelos de varias marcas fueran exactamente iguales salvo por el logo del frontal y, a veces, por las motorizaciones. Aunque este Grandland "es" un 3008 (Peugeot land. prueba 308/5008) es muy difícil encontrar similitudes estéticas entre ambos, más allá de un aire general que nos da una sensación de "deja vu" en su diseño pero que no se acaba de concretar: si nos fijamos mucho, mucho, notaremos que la curvatura del techo es la misma, pero, fuera de eso y sin conocer este dato, nadie tendería a relacionarlos (por cierto, será casualidad que el montante C tenga esa forma de aleta de tiburón como en el DS3?).


Ni tan siquiera es posible encontrar similitudes en la zaga y en la forma del portón, aspecto que los diseñadores tienden a obviar un poco. Pese al cambio en las formas ha mantenido casi invariable la capacidad del maletero, que con 520 litros se engloba en la parte alta del segmento.



Nada más abrir la puerta y ponerte a sus mandos empiezas a ver claro cuál es el público objetivo al que antes hacía referencia: lineas modernas y sencillas, pero no estridentes, acabados correctos en tonos oscuros para dar sensación de durabilidad, ergonomía sobresaliente con todos los mandos donde se suponen que tienen que estar.... es decir, sensación de "coche de toda la vida", serio, alemán, del que sabes que te puedes fiar y que te durará muchos años. Es tu opción, así pues, si no te convence la modernidad del i-cockpit de Peugeot o la acusada personalidad de los interiores de Citroën.


Incluso se le podría criticar que la pantalla sea un poco pequeña para lo que se estila hoy en día o que esté demasiado baja, pero en seguida te das cuenta de que su tamaño y orientación acaba siendo más que suficiente para su correcto uso y que se ha buscado que se integre lo mejor posible en el salpicadero.

El único y ligero viso a un cierto diseño distintivo lo encontramos en el cuadro de mandos, en forma de un marco ondulado que une y bordea las dos esferas principales y que separa los indicadores de temperatura y combustible de la pantalla multifunción central. Este adorno metálico lo encontramos en otros puntos del interior, pero a mí, precisamente aquí, me sobraba un poco pues tendía a desconcentrarme en el momento de controlar la información.


En un primer momento también me pareció que el asiento era demasiado blando, quizás por la influencia del gusto francés en este tema en contra del alemán (más firmes), pero a los pocos segundos el relleno pareció endurecerse a mi alrededor para acomodarse a mi cuerpo, un poco al estilo de los colchones de viscolástica... impresionante!. Recordé entonces que los asientos de Opel incluso tienen una certificación de su país que les reconoce una ergonomía sobresaliente y que les otorga prácticamente cualidades terapéuticas. Afortunadamente, no parece que esto se vaya a perder con la nueva dirección.


El modelo a probar montaba un motor que hasta hace poco hubiera quedado relegado a los rincones de los concesionarios, el 1.2 de 130 cv... de gasolina. Aunque también está disponible con esa misma potencia y con 50 caballos más en diesel, debido a las (presumibles) futuras limitaciones de circulación parece que los conductores empezaremos a valorar los casi 2.000€ menos de precio final de estos modernos tricilíndricos con turbo. El motor es de origen francés y aunque la marca ya tenía muy buenos motores de este tipo, la verdad es que pocas pegas se le pueden poner, pues es silencioso y ágil, con una entrega de potencia muy lineal y agradable. Si en algunos de estos motores impares me he encontrado con que se les atragantaban las salidas en segunda a baja velocidad -por ejemplo, al encarar una rotonda-, aquí este efecto no se daba merced a su razonable potencia, bien combinada con un peso ciertamente bajo (1.370 kg).



Sobre su comportamiento, tengo que decir que se ha acercado al de su hermano francés, y esto es bueno, pues Opel pecaba de una suspensión demasiado blanda -quizás pensada para las perfectas autobahn germanas?- que no acababan de sujetar correctamente la carrocería en las reviradas carreteras españolas. Ahora se notan un punto más firmes y siguen sin llegar a ser incómodas, aunque el límite en este aspecto es muy subjetivo. El volante tiene un mullido muy bueno y una dirección no especialmente rápida y sensitiva, aquí sí mucho menos deportiva que la del 3008.

Respecto a los mandos me llamó mucho la atención lo sensible que era el pedal del freno. Cierto es que venía de probar el Alfa Romeo Stelvio (Es deportivo, es SUV, es...telvio.) y al tener aquel un cambio automático con mucho arrastre tenía que frenar con bastante fuerza -lo cual me hizo dar un pisotón mal calculado en la primera frenada con el Grandland-, pero a partir de ahí seguí teniendo que calibrar bastante bien la fuerza que aplicaba.


También me extrañó el personal tacto de la palanca de cambios. Era muy suave, las marchas entraban sin ninguna dificultad, pero daba la sensación de que estuviera suelta, no ofrecía ninguna resistencia o información de que las hubieras enclavado correctamente. Igualmente, los recorridos me parecieron demasiado largos aunque la ya comentada suavidad acudía aquí en su ayuda.

Tras el recorrido de prueba que la organización había preparado, no me quedó duda de que la jugada de PSA es redonda: han sabido preservar las cualidades de Opel (asientos, imagen, calidad), han mantenido el buen nivel de los motores de gasolina y han afinado el tacto de la suspensión a un uso más acorde a las necesidades de nuestra geografía... Touché!


Y hasta aquí el resumen de este evento que conforma una trilogía junto al Stelvio y a la entrada del Wrangler (Sin aditivos, colorantes ni conservantes). En breve, más sensaciones al volante en mi página de Facebook (The red stig) y más imágenes del mundo del motor en mi Instagram.

jueves, 5 de julio de 2018

El último Starfighter - prueba Honda Civic




El año pasado, en el Salón del Automóbil de Barcelona (Pasen y vean! Automobile Barcelona), tuve la ocasión de realizar un brevísima toma de contacto con el nuevo Civic, tan mínima, que no me dió ni a mí para redactar un post -que ya es decir!-, pese a que me dejó muy buen sabor de boca por su calidad de rodadura y el tacto de sus mandos. Pues bien, gracias a una promoción del grupo R-Motion (https://www.facebook.com/grupo.rmotion/) y al concesionario Romamotor (https://www.facebook.com/romamotorhonda/) durante la celebración de su 40 aniversario, he tenido la oportunidad de pasar todo un fin de semana a los mandos de uno y confirmar así las buenas sensaciones apuntadas.


Si el grupo R-Motion celebra 4 décadas, el Civic aún lo supera, pues este año cumple 46 con la misma denominación. Claro, que de aquel primitivo vehículo "cívico" (ciudadano), que medía 3,5 metros y pesaba 680 kg, queda lo esencial, la vanguardia en motores y su comportamiento ágil y deportivo. Hasta llegar al actual, de 4 metros y medio y 1.350 kg -estos compactos ya han llegado a las medidas de un Renault 21 de los 90-, ha pasado por varias vidas y reencarnaciones: recordemos aquella berlina de dos volúmenes y medio clonada del Rover 200 de mediados de los 90 o la versión semi-monovolumen del 2000, -palanca de cambios en el salpicadero incluida- o el futurista diseño con que nos obsequió la octava generación. Pues bien, aquí tenemos la décima, que ahonda en la inspiración sideral, o mejor dicho, Galáctica, del anterior Civic.


Realmente, bastaría con ponerle unas alas-x a cada lado para convertirlo en una nave más de las fuerzas rebeldes de Star Wars...realmente es un coche muy agradecido a la hora de hacerle fotos, pues está lleno de rincones y detalles fotogénicos. Igual que su nombre puede leerse indistintamente de derecha a izquierda y al revés, puedes darle las vueltas que quieras que siempre encontrarás algo nuevo en que fijarte.


En la línea lateral llama la atención la adelantada posición del intermitente -sobre la parte delantera de la aleta anterior-, la moldura inferior que se "come" parte de la puerta del conductor y del copiloto, la linea de hombros truncada 2 veces, la tercera ventanilla lateral que acaba en un afilado ojo egipcio, la forma de onda de los pasos de rueda delanteros que, desde dentro, te hace creer que estás al volante de un sport prototipo tipo Lemans... todo ello realzado, además, por las llantas negras de 17 pulgadas color gris plomo de esta unidad.



Igual de espectacular es el frontal, con una banda negra que une los faros al estilo del Seat Bocanegra de antaño, en lugar de la translúcida de la anterior generación. Aún más sorprendentes son, si cabe, las entradas de aire inferiores, al estilo de toberas de Jet, aunque tiene sentido si tenemos en cuenta que Honda también fabrica estos pequeños aviones. Eso sí, la parte inferior queda muy abajo, así que, en caso de aparcar cara a la acera, ojo spoiler! (y no me refiero a la relación entre Luke Skywalker y Darth Vader)



Siguiendo con esta pauta de diseño, la parte trasera repite las formas aeronáuticas de los aireadores y mantiene el característico alerón que une los grupos ópticos, incorporando sobre éste un limpiaparabrisas.


Dicho sea de paso, el maletero tiene una capacidad realmente buena, de 478 litros: 420 "normales" y el resto bajo el suelo del mismo, aunque en una zona de fácil acceso. Cierto es que las formas son un tanto irregulares por los pasos de rueda, pero sigue siendo muy aprovechable gracias a un par de detalles: el primero, que se accede a través de un portón, con lo que el espacio de acceso es amplio; el segundo, que en vez de bandeja trasera rígida, monta una superficie enrollable tipo estor que no molesta en absoluto ni puesta ni retirada. En esta versión Elegance, además, no hacía falta ni usarla, porque los cristales tintados ya ocultaban el interior suficientemente -y contribuían a estilizar su figura-.


El acceso es muy bueno, pues las puertas tienen un ángulo de apertura notable. Esto, unido al buen tamaño de las mismas, hace que sea fácil acceder también a la parte trasera, pese al tendido diseño de la parte final del techo.


Su amplia batalla hace que el espacio para las rodillas de los acompañantes sea espectacular, de lo mejor del segmento. Como ya es habitual en cada nuevo modelo que sale al mercado, la banqueta trasera está muy marcada para dos usuarios, con una zona central muy poco aprovechable para un hipotético quinto pasajero, pero si viajan sólo dos difícilmente encontraremos un compacto que los trate mejor: incluso acercándose al metro ochenta de altura la cabeza no les rozará con el techo.


Aunque se agradece este mimo y esta preocupación por el pasaje, en un vehículo como el Civic lo suyo es saltar lo antes posible al asiento principal y prepararse para disfrutar de una conducción exquisitamente deportiva. El asiento ya deja ver parte de estas cualidades, con unos firmes pétalos laterales y con un diseño que le hace estrecharse en la zona de los hombros, al estilo de unos bacquets de competición.


Como no podía ser de otra manera, la postura de conducción es honda y Honda: es decir, baja y totalmente deportiva. El punto de cadera apenas levanta un palmo del suelo, el volante queda frente al pecho y las piernas van bien estiradas, en busca de los pedales metálicos, perforados y de buen tamaño, situados allí al fondo; incluso cuenta con un rebaje en el piso ante éstos para apoyar correctamente los talones.


El diseño del interior baja un nivel el grado de originalidad del anterior, pero sigue siendo atractivo comparado con la simetría y la falta de gracia con que nos suelen obsequiar los salpicaderos nipones. Para mejorar la calidad percibida, añade una parte superior realizada en plástico blando, muy poco habitual en los coches japoneses pero muy valorado en el viejo continente, así como una banda horizontal con dibujo símil fibra de carbono para dar un toque high-tech.


Un detalle me ha llamado mucho la atención, y es el diseño de la visera sobre los indicadores del conductor/piloto, pues es una pieza de plástico duro que rompe totalmente la línea superior, como si se hubiera añadido después para mejorar la visibilidad del cuadro. Aunque conociendo la rectitud del trabajo japonés casi me inclino más a pensar que es un homenaje a las cúpulas de sus motos o a la máscara del Depredador...


Cuando uno se sienta al volante la primera sensación es de verse abrumado por la cantidad de teclas y botones que hay sobre el volante, a la izquierda, alrededor de la palanca de cambios, bajo la pantalla multifunción...si tenemos en cuenta que todo es conectable/desconectable/regulable y que siempre hay un indicador en el cuadro de mandos en forma de icono o cartelito, esto puede ofrecer más información que el panel de la Enterprise. Los más curiosos son uno pequeñito que apaga la luz de la pantalla multifunción y el clásico pulsador cilíndrico "TRIP" para resetear el pequeño contador parcial en la parte inferior. Y otra curiosidad: los dos más típicos, en los extremos de las palancas de limpias e intermitentes, aquí no existen!. Por fortuna, todos caen a mano y su lógica de funcionamiento es impecable, así que enseguida lo tienes dominado, aunque en marcha puede haber algún momento en que el cuadro se convierta en una feria de luces cual batalla espacial... aunque siempre tienes la opción de apagar todos los indicadores, claro.



El cuadro se divide en tres partes: izquierda con temperatura, derecha con combustible (ambos a base de leds azules) y central, con una pantalla de gran tamaño que muestra las revoluciones en el arco superior, la velocidad e información configurable a través de un botón en el volante. Y hay mucha info donde elegir: datos estadísticos del trayecto, música que está sonando, conexión con el móvil, kilómetros hasta la siguiente revisión, indicaciones del navegador... o también puede convertirse en la interfase cuando el coche quiere decirte algo -como cuando intentas quitar el freno de mano sin pisar el pedal central y te avisa de voz y con un croquis, para que te quede bien claro- Tengo que decir que, aunque suelo ser más amigo de los clásicos de 2 esferas, este cuadro me ha conquistado por lo claridad con que ofrece toda la información: en un momento lo tienes todo al alcance de la vista. Bueno, por eso y por la animación que te regala al poner en marcha el coche, con las barras del contador de revoluciones viajando por la pantalla hasta llegar a su sitio al estilo de las estrellas alargadas que rodean a las naves cuando saltan al hiperespacio.


La pantalla central también tiene su animación estelar particular, pues te muestra una imagen de la tierra con una "H" gigante sobre el horizonte, al estilo de las naves marcianas de "Mars Attacks!".


Si no quieres usarla, te mostrará la hora... eso sí, con un fondo estrellado y grafía propia de "Star Wars". Si prefieres usar sus múltiples funciones, muestra la imagen de unos paneles que simulan profundidad, al estilo de la zona interdimensional de "Interestelar".


En esta pantalla táctil tienes acceso igualmente a múltiples opciones de configuración sobre el vehículo (presión de los neumáticos, alumbrado, puertas...) conectividad, ordenador de viaje, audio o climatización (aunque cuenta también con un botón físico de acceso directo). Hay que destacar que los japoneses piensan en todo y, por seguridad, a algunas de estas funciones de ajuste no es posible acceder con el coche en marcha.


Sigamos regulando mandos antes de ponernos en marcha, entonces: retrovisores exteriores OK -enormes y muy horizontales- retrovisor interior OK-vaya, el alerón interfiere en mi campo de visión menos de lo que pensaba- asiento y volante OK, probando distancia a la palanca de cambios... y tal y como empiezo a juguetear con ésta me doy cuenta de que posiblemente sea la mejor que he probado nunca, y eso que soy un firme partidario de las automáticas con levas en el volante!. El embrague es perfecto, de tacto suave pero levemente firme y recorrido medio y la palanca se merece otro 10, igualmente por las sensaciones que transmite de precisión y rapidez bajo la mano. El conjunto es tan bueno que podrías pasarte el día ahí sentado, cambiando marchas y sin haber llegado aún a poner el motor en marcha!


Claro, que eso tampoco es muy recomendable, pues este tricilíndrico de 1 litro, turbo y 129 caballos es un motor de los que crean afición. Durante los primeros segundos desconcierta por el suave tableteo que emite y que recuerda a un afinado diesel, pero en seguida ese sonido desaparece y se ve sustituido por el rumor tipo F1 que emite al subir vertiginosamente de vueltas. Es un turbo muy gradual, no sales catapultado, pero sí disparado, igual que la piedra que salió de la honda de David y que mató a Godzilla (perdón, Goliath). Tiene 6 marchas, todas plenamente utilizables -incluso la 6ª, en autopista, tiene una fuerza que no te esperas-, pero la 2ª, en concreto, no parece de este mundo: acabas esperando con ilusión encontrar una curva lenta seguida de una recta para tener la oportunidad de reducir y ver cómo alcanzas el corte de inyección en un suspiro. Éste, por cierto, está a 5.600 rpm, aunque por su poderío deja bastante claro que podría llegar mucho más allá sin despeinarse y que tiene algún tipo de limitación artificial.


Si a esto le sumas una dirección igualmente precisa, fina y suficientemente rápida y unas suspensiones firmes y muy sensitivas aunque sin llegar a ser incómodas, la conclusión es obvia: dadme curvas y más curvas y me olvidaré del mundo!. Abusar así de una marcha tan corta hace que el consumo de gasolina pase a ser alto, pues el indicador instantáneo también llegará enseguida al corte, situado en 20 litros por kilómetro, pero es dinero bien invertido, creedme. Por el contrario, circulando en autovía a ritmos legales y con el modo ECO activado, bajó a unos excelentes 4 litros, impensable en un gasolina de esta potencia.


Circulando por autopista, me decido a probar el control de crucero con sistema de radar y mantenimiento en el carril. Como conductor entusiasta que soy, tampoco soy muy poco dado a usar este tipo de asistentes, pero de nuevo tengo que decir que el de este Civic me ha convencido, por la comodidad que proporciona y, sobretodo, por su buen funcionamiento. Una vez que doy con la secuencia correcta de teclas a apretar al estilo Lewis Hamilton (aprieto todas y a ver qué pasa) la conducción pasa a un nivel que me hacer ver lo cerca que está la conducción autónoma. Estoy obligado a mantener las manos en el volante -si lo suelto, me avisa con un correcto pitido de que no debo hacerlo-, pero noto cómo gira sólo bajo mis manos con suavidad y gestiona perfectamente las curvas suaves; está tan bien afinado que incluso se ciñe al vértice interior y luego vuelve al centro del carril. Lo mismo digo del control de crucero activo: puedes seleccionar la distancia de seguridad que quieres mantener y él sólo acelera o frena según detecte otros coches o no. Hay que decir que, incluso rodeado de tráfico es capaz de actuar con total corrección.


La verdad es que no sé que me impresiona más: si lo bueno que es o que hace tan sólo 2 años que pude probar este mismo sistema en primicia en todo un Mercedes Clase S (Erase una vez en Austria) y ahora ya lo tenemos disponible en gamas compactas con total operatividad.


Otro asistente que me ha gustado es el que crea un arco de seguridad alrededor del coche y te avisa de que hay algún obstáculo cerca. Sobretodo me ha parecido muy acertado porque no es dado a las falsas alarmas como me he encontrado en modelos de otras marcas y porque te avisa con un leve pitido -en otros me he llevado tales sustos que al final he optado por desconectarlo-, aunque el mensaje de advertencia en la pantalla te hace pensar que se acerca un grupo de Aliens o uno de los meteoros lanzados por los bichos gigantes de Starship Troopers.

En definitiva, un vehículo al que cuesta algún punto flaco: excelente diseño, muy divertido y excitante de conducir, cómodo y relajante en autopista, con buen sitio para todos y mejor maletero... alguien da más?.

Y hasta aquí esta entrada. En breve, más sensaciones en mi página de Facebook (https://www.facebook.com/Theredstig/). En concreto, toca continuar en un mundo cada vez menos futurista y más realista como es el de los coches impulsados por energías alternativas...