miércoles, 21 de marzo de 2018

cuatro ruedas y un manillar - prueba quad




Cómo me gustaría que me gustaran las motos! Me considero un "cazador de sensaciones", ya sea en el mundo del motor o fuera de él -he probado el rafting, el submarinismo, la via ferrata, el vuelo en helicóptero...-, pero el tema de las dos ruedas se me resiste, más allá de las salidas que hago los fines de semana en mountain bike. Sea por la falta de tradición familiar, sea porque no veo demasiado claro eso de acercar mi lindo pellejo al asfalto en cada curva, no me he subido más de 3 veces a una moto... y 2 de ellas, además, como paquete!. Pero el mundo del motor no está precisamente falto de recursos, y, si lo que quieres sentir es el placer de desplazarse en contacto con el mundo, siempre tienes opciones, sea para quemar adrenalina en un kart, sea para pasear en un descapotable (http://theredstig.blogspot.com.es/2017/08/mision-cumplida-contacto-mazda-mx-5-rf.html) o sea para tirar montaña arriba en uno de estos pequeños y capaces vehículos: los ATV.


Para pasar una mañana de domingo entretenida, me dirigí a la zona del pre-pirineo catalán, al municipio de Olvan. Allí se encuentra Indómit Centre d'Aventura (https://www.facebook.com/indomitaventura/), que, entre muchas actividades de ocio al aire libre como canoas, espeleología, segway, paintball y un largo etcétera, cuenta con una flota de estos vehículos para hacer excursiones en grupo. Hay un circuito cerrado para hacer tandas, pero creo que lo suyo es salir a campo abierto y aprovechar para acercarse a zonas a las que, de ordinario, difícilmente podríamos acceder.

Haciendo un poco de historia, el quad es un vehículo bastante reciente, de mediados de los 80, diseñado en un inicio para trabajos en zonas agrícolas y facilitar la movilidad sobre superficies de muy poco agarre. Como suele suceder, alguien descubrió un día lo divertida que puede llegar a su conducción y las posibilidades como vehículo de ocio y de deporte que pueden ofrecer. Baste con recordar que tienen su propia categoría en el Dakar, lo cual dice mucho de su capacidad off-road...



Los de Indómit miden algo menos de 2 metros, pesan unos 200 kilos y montan motores de moto de 250 cc, más que suficientes para proporcionar unas prestaciones razonables... que no son precisamente batir ningún record de velocidad o aceleración, por supuesto.


Para los que estamos acostumbrados a conducir coches, con sus cuidados acabados e interiores, ponernos a los mandos de un quad es una sorpresa por la austeridad que presenta en cualquiera de sus facetas, con guardabarros de plástico, rudos mandos, pocos botones e indicadores justos.


Una simple pantalla de LCD, testigos de los intermitentes y un recordatorio de si estás en punto muerto (N) o con la marcha atrás insertada (R) es lo único que preside el cuadro de mandos... más sencillo incluso que el Renault 5 con el que aprendí a conducir! (http://theredstig.blogspot.com.es/2015/12/mis-terrores-favoritos-i.html). Justo es reconocer que está pensado para mojarse y embarrarse hasta arriba, con lo que montar una pantalla táctil no sería una gran idea, pero no deja de sorprenderme lo poco que necesitamos para manejar algunos vehículos.

Antes de enfundarnos el casco, nuestro guía, Albert, nos da una charla sobre el recorrido que haremos y la técnica de conducción necesaria para que la seguridad sea máxima. Haremos un tour de 1 hora y seremos 4 vehículos en total, uno que conducirá él y 3 más, cada uno con una persona a bordo aunque son biplazas. Nos pregunta si sabemos ir en moto y aquí empiezo a pensar que mal empezamos, porque sólo he conducido una brevemente, y así se lo hago saber.

Su respuesta me deja sorprendido: "pues mucho mejor!". Resulta que, al tener manillar, los moteros tienden a manejarlo como una moto, intentando inconscientemente inclinarse en las curvas manteniendo recta la dirección... lo cual es imposible de conseguir, claro. Para girar, hay que actuar sobre el manillar sin miedo. La segunda recomendación es sobre los pies: no hay que sacarlos nunca de su espacio, pues crea el segundo problema para los que suelen moverse sobre dos ruedas por su  tendencia a estirar la pierna al tomar las curvas, lo cual , además de inútil, es peligroso -un golpe contra un obstáculo y adiós a varios huesos-. También nos recomienda mantener una velocidad uniforme en las subidas y aminorar a base de toquecitos en los frenos en las bajadas para no bloquear las ruedas, extremar las precauciones cuando circulemos sobre asfalto y, sobretodo, disfrutar al máximo sin tomar riesgos innecesarios.

Para explicarnos mejor su funcionamiento, toca volver a los quads que ya nos esperan obedientemente en formación.


Unos mandos tan básicos no parecen tener mucha complicación, pero en esta vida todo tiene su truco y Albert nos pone al corriente de su funcionamiento. Así, el gas no es de puño, como cabría esperar, sino de gatillo, y se acciona con el pulgar de la mano derecha.


Aquí la pregunta es obvia: "y no es más cómodo de usar el otro sistema?". Posiblemente sí, pero al tratarse de un vehículo todo terreno el gatillo es más seguro, pues podría darse el caso de, en una subida pronunciada o al superar un obstáculo, que perdiéramos el equilibrio y accionar el puño de manera involuntaria, con el peligro de hacer un "caballito"... y, como decíamos antes, hablamos de 200 kilos de peso! También es curioso el funcionamiento del freno de estacionamiento, pues se trata de un pasador que bloquea la maneta del freno una vez lo has apretado. Y no podemos pasar por alto la existencia de la palanca de cambios, secuencial y con sólo tres posiciones, pues es un vehículo automático al igual que los ciclomotores.


Como se acerca el momento de salir, Albert nos anima a subirnos y empezar a hacernos con los mandos. La verdad es que el asiento está duro como una tabla, pero la postura es realmente cómoda, muy erguido y con los pies bien anclados en las amplias plataformas que monta a ambos lados. Parece una tontería, pero allí plantado te puedes a llegar a creer que estás en la plataforma de salida desde donde bajan los pilotos del Dakar el primer día...


Motores en marcha, gafas colocadas, insertamos la marcha adelante y toca empezar a presionar el acelerador. La primera sensación es que el muelle está duro, muy duro: de hecho, es inevitable notar alguna molestia al poco rato de circular, a lo cual no ayudan mucho las vibraciones del motor que llegan con nitidez hasta los brazos. En la primera parte del recorrido, sube las revoluciones y no se mueve del sitio, pero en seguida empieza a avanzar con suavidad. La verdad es que es muy fácil de regular y te habitúas con rapidez al tacto. Es muy progresivo, no sucede como en los ciclomotores, donde aceleras y aceleras y no pasa nada, hasta que el empuje se desata de golpe y tienes que soltar un poco de gas para no acabar con la moto por montera; aquí, es mucho más lógico y fácil, pues tanto aprietas, tanto corres. Las manetas de freno, en cambio, se asemejan por tacto a las de una bicicleta y no presentan ninguna complicación.

Lo segundo que se advierte es que te hace dudar de si tiene suspensiones, aunque los enormes muelles están a la vista.


Cada bache, cada irregularidad, cada grieta del terreno te la comes irremediablemente: parece que el quad esté hecho de una sola pieza! Si la irregularidad está en el lado izquierdo, para allí que vas, si está en el derecho, tres cuartos de lo mismo, pero al ser tan mazacote, tiene mucho aplomo y la sensación de seguridad es total; se inclina a los lados, pero no parece fácil superar el límite lateral en un uso normal.

Tras recorrer los primeros metros sobre tierra para irnos conociendo mutuamente, toca la primera parada para que Albert sepa si todo va bien. Además, toca un breve trayecto sobre asfalto y nos recuerda que aquí la conducción del quad se vuelve un poco más complicada que sobre tierra, debido a su eje trasero rígido y la falta de diferencial.


Esta configuración, que lo hace idóneo para tierra dificulta su conducción sobre superficies no-deslizantes, como el asfalto, pues las ruedas traseras giran siempre a la misma velocidad. El resultado es que es difícil circular en línea recta y tienes que ir todo el rato corrigiendo levemente la trayectoria a derecha e izquierda con el manillar: no supone mayor problema que aumentar un poco la concentración.

Vuelta a los caminos de tierra y vuelta a la diversión. Ahora que ya hemos pasado el primer contacto y hemos ganado confianza, empezamos a notar lo que aporta conducir una de estas cuatrimotos, pues sólo con dar un poco más de gas tienes la sensación de que puedes superar casi cualquier obstáculo que te encuentres. El camino empieza a hacerse cuesta arriba, pero basta con mantener firme la presión sobre el gatillo para ir escalando sin problemas. También las curvas aportan su granito a la experiencia, pues en seguida adviertes que, al ser de tracción trasera, tiende a derrapar levemente, por lo que, a poco a poco, cada vez cierro más el giro y doy un golpecito de gas para redondear la curva. Lo dicho, muy divertido y seguro.

Tras un rato de subida, llegamos a lo alto de una montaña, donde hacemos una parada para relajarnos y admirar el paisaje.


Las vistas son espectaculares y Albert nos explica qué es cada una de las cumbres que podemos divisar en la lejanía. Los días anteriores ha llovido y eso hace que el cielo esté nítido y limpio; además, nos ha favorecido, pues ha caído el agua justa para hacer desaparecer el polvo de los caminos pero sin llegar a embarrarlos en exceso. Al parar me doy cuenta de que me noto los brazos algo cansados, no por el esfuerzo en sí que supone manejar el quad, si no más bien por la tensión que he aplicado durante los primeros minutos hasta que he visto las cosas claras. De hecho, otro truco en su conducción consiste en "tirar más que empujar", es decir, manejar el manillar como las riendas de un caballo, tirando hacia tí del lado del que quieres girar más que empujar del contrario; de esta manera, se circula mucho más relajado y cómodo.

Nos hacemos unas cuantas fotos y volvemos a lomos de nuestras monturas. No puedo negar que me apetece mucho hacer el camino de vuelta, que ahora es cuesta abajo y donde nos tocará solventar gran parte del recorrido a base de inercia y frenos, aunque el último tramo, ya cerca del final, nos permitirá saborear la facilidad que tienen para pasar por sitios inverosímiles al tener que enfrentarnos a varias grietas de buen tamaño.


Para terminar esta entrada, el briconsejo del día: no tengas miedo de hacer el tonto!. Con ello quiero decir que no dudemos "creernos" que estamos haciendo conducción off-road auténtica y que acompañemos al quad con nuestro cuerpo: equilibra el giro con el cuerpo en las curvas, levanta el trasero al pasar obstáculos... vamos, intentando emular las imágenes que todos hemos visto de cómo se conducen para aprovecharlos al máximo!. No solo resulta más entretenido todavía, sino incluso más cómodo, pues te ahorras las sacudidas al hacer que tus piernas trabajen de amortiguadores.

Y hasta aquí esta atípica entrada de mi blog, que demuestra que, si las circunstancias son buenas, incluso a baja velocidad puede pasarse más de un buen rato.

En breve, más sensaciones al volante (o con lo que haga falta) en mi facebook (https://www.facebook.com/Theredstig/ ) y más información sobre futuros eventos de conducción en el grupo ConduceCoches (https://www.facebook.com/groups/257961934604980/).


miércoles, 7 de marzo de 2018

Es deportivo, es SUV, es...telvio. Contacto Alfa Romeo Stelvio



Si hay un modelo que puedo decir que me ha enamorado por su capacidad de generar diversión al volante es, sin lugar a dudas, el Alfa Romeo Giulia: si en circuito me pareció increíblemente adictivo y apasionante de conducir (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/10/oye-mi-rugido-prueba-alfa-romeo-giulia.html), al tener la ocasión de probarlo durante todo un fin de semana lo encontré... pues eso, increíblemente adictivo y apasionante de conducir! (http://theredstig.blogspot.com.es/2017/02/la-berlina-contraataca-prueba-alfa.html). Por eso, cuando me enteré de que en Barcelona se iba a celebrar el evento The Best SUB by Autopista, me faltó tiempo para apuntarme a una prueba dinámica con este nuevo Alfa y poder comprobar por mí mismo si el milagro se había vuelto a obrar... la respuesta, al final de este post!





Siempre es arriesgado emitir juicios cuando hablamos de diseño, pero me atrevo a decir que, hoy por hoy, pocas marcas pueden hacerle sombra en este aspecto a Alfa Romeo: la marca sigue aprovechando juiciosamente el filón que encontró con el 8C y cada nuevo modelo es un hito de belleza sobre ruedas.


En el frontal sigue destacando el prominente escudo que llega hasta el suelo y que obliga, desde que llegó el 156, a desplazar la matrícula -lástima que sea obligatoria!-. La carrocería huye de pliegues y formas forzadas, dando preponderancia a las lineas suaves y ligeramente abombadas... musculosas, sí, para dar una idea de tensión, pero tersas como si el coche estuviera recubierto de un tejido estirado desde el Scudetto del morro hasta el maletero. Hace años, BMW lanzó un prototipo que usaba esta misma idea: era un modelo con una carrocería de tela, literalmente, para obtener este mismo efecto que Alfa ha logrado con una chapa convencional.


Así, en su vista lateral, se logra el efecto de que el vehículo siempre está en movimiento, como si lo vieras pasar a toda velocidad por la recta de tribunas de algún circuito gracias a lo tendido del parabrisas y lo afilado de los grupos ópticos y los pilotos traseros -hay quien opina que es demasiado parecido al Maserati Levante, pero si eso es un defecto... bienvenidos sean!-. Por último, comentar que sus volúmenes le hacen parecer incluso más grande de lo que es, pues, en realidad se queda en unos ajustados 4,70 metros y relatar una pequeña anécdota que me sucedió al salir del recinto: resulta que el atrayente diseño a base de mucha chapa, cintura alta y ventanillas pequeñas, hace complicado sacar el brazo para acercar la tarjeta al lector que levanta las barreras! Nunca lo había pensado, pero cuando te encuentras con que la base del vidrio está a la altura de tu cuello, y que debes llegar hasta más abajo de los tiradores de las puertas, no te queda otra que doblar el codo como buenamente puedes. Y aún así, no es fácil llegar!.


Al ponernos al volante lo primero que advertimos es que la postura de conducción ha cambiado radicalmente: ya no vas como un piloto de monoplazas, con los pies a la altura del trasero y el volante frente al pecho. Es inevitable, comparte plataforma con la berlina y la magia no existe, por lo que cambiamos a la típica postura erguida de los "coches altos". A cambio, la sensación de desahogo es elevada, pues hay espacio de sobra en todas las direcciones y el parabrisas, más amplio, ofrece mejor visibilidad hacia adelante.


El salpicadero resulta muy similar en sus formas al del Giulia, más allá de un par de diferencias que se centran en la parte superior del salpicadero: frente al conductor la visera sigue la forma de las esferas que contienen los indicadores circulares y, a partir de ahí, continúa en linea recta hasta encontrarse con el aireador circular del acompañante, perdiendo la elegante forma ondulada de que hacía gala la berlina. Como no hay bien que por mal no venga, el mayor espacio disponible hace que el Stelvio nos obsequie con una pantalla central rectangular de gran tamaño.


Por lo demás, el interior mantiene, sino aumenta, el buen nivel al que la marca parece haberse abonado, con un excelente tacto y acabado de todos los mandos, prácticamente al nivel de los modelos premium que todos tenemos en mente y aportando un estilo propio que lo diferencia en gran parte de lo que suele ofrecer el mercado.



Para esta prueba dinámica, la unidad disponible era una de las tres motorizaciones de gasolina disponibles en la gama... no, no era la superlativa Quadrifoglio de 510 cv ni tan siquiera la de 280... se trataba de la "básica" de 200, no cual no está nada mal para los contenidos 1700 kilos de que hace gala el modelo. Y no me quejaré, pues en diesel aún hay motores de 150 y 180 cv: que la marca ponga a disposición del público esta versión ya deja bien claro cuáles son sus intenciones...todas las versiones, por cierto, disponen del excelente cambio por convertidor de par con levas fijas en el volante de 8 relaciones, un prodigio por la velocidad con que permite subir de marchas y por el tacto deportivo que ofrecen las levas del volante.

Desde los primeros metros me doy cuenta de que es mejor ser cauto con el acelerador, pues su capacidad de acelerar con rapidez está fuera de toda duda... y no lo parece. Su tamaño hace que las sensaciones se difuminen con facilidad y, aunque te parezca que prácticamente no te mueves, en realidad hace tiempo que superaste el límite de velocidad en ciudad. Tiene un rodar con un aplomo impresionante, parece que allana el suelo por donde pasa de lo firme que es la pisada. Ya sea delante -plantado en unos amplios butacones-, como detrás, donde la sensación de espacio y confort es superlativa, se circula con total comodidad. También me llama la atención la necesidad que hay de pisar con decisión cuando quiero frenar, pues es bastante perceptible la resistencia que genera el cambio automático; en cualquier caso, el pedal se modula con facilidad y a los dos semáforos ya me he acostumbrado.

Al ser una prueba de corte urbano, no tiene mucho sentido trastear demasiado con el mando DNA que permite seleccionar los distintos modos de conducción -Dinámico, Normal y Advance Effienccy- o con las levas del volante, por lo que me decanto por seleccionar el modo dinámico y disfrutar del ambiente que me envuelve. Aún así, no puedo evitar cambiar brevemente a los distintos programas, aunque sólo sea para recordar lo bien que funcionaban cuando probé el Giulia.

En un modelo con aspiraciones deportivas, el aspecto que redondea su carácter es el tacto de la dirección y en este Alfa sigue siendo de las mejores que se pueden encontrar en el segmento: es precisa y rápida como pocas, aunque los 200 kilos de más, el tamaño de los neumáticos y la tracción a las 4 ruedas le hacen perder algo de la endiablada capacidad de reacciones de que hacía gala el volante de la berlina de la que deriva. Por fortuna, sigue siendo muy directa, lo que facilita maniobrar entre calles al permitir girar esquinas girando lo justo el volante o lanzarse a buscar el hueco en los carriles ayudado por la reserva de potencia que hay siempre disponible. Paradójicamente, apostaría a que las versiones diésel de menor potencia, que sólo están disponibles con tracción trasera, se ven favorecidas de una mayor rapidez al verse el eje delantero libre de las tensiones que genera la tracción.




Al bajarme del Stelvio no pude evitar quedarme unos segundos reflexionando sobre el vehículo que acababa de probar: es más pesado, es más voluminoso, pisa con más decisión y, aún así, sigue siendo lo suficientemente dinámico y atrayente para los que nos gusta sentir la conducción... realmente, la marca sigue haciendo gala de su "Cuore Sportivo", como decían en la publicidad de los 90!.

Y hasta aquí esta entrada! en breve, más sensaciones al volante en mi página de Facebook (https://www.facebook.com/Theredstig/?ref=bookmarks) y más oportunidades de probar coches en el grupo Conduce Coches, para no perderse ningún evento (https://www.facebook.com/groups/257961934604980/).