martes, 15 de mayo de 2018

En pista no hay quien Megane - Renault Passion Experience





Renault continúa con su particular tour para acercar al público lo máximo posible su gama de productos. Pese a tratarse de una marca con una fuerte implantación en España desde hace más de 40 años, nunca está de más dar la oportunidad a cualquiera que esté interesado en probar sus coches en las mejores condiciones posibles... y qué mejor marco que el circuito de Montmeló? y ya puestos, que coincida con un gran evento como el Espíritu de Montjuic para que la fiesta sea completa!.


La verdad es que tenía ganas de poder acercarme a esta especie de "kedada" de bólidos clásicos y no me ha defraudado en absoluto. Pasear entre los boxes de particulares, escuderías y alguna que otra marca, es una gozada para la vista, aunque corres un serio riesgo de acabar con una contractura en el cuello, a base de girarlo en plan aspas de helicóptero cuando estás rodeado de tantas joyas sobre ruedas.


Monoplazas de los 70, deportivos y coupés de los 60, coches de rally de los 80... y que no están sólo de exposición, los han llevado a rodar y competir sin miramientos en la pista, para que todos podamos disfrutar, sobre todo, de sonidos y olores que ningún coche actual puede permitirse el lujo de emitir.


Para competir en igualdad de condiciones e interés, Renault no se queda corta y propone tres tipos de experiencias distintas, pero como la felicidad nunca es completa, es necesario elegir con anterioridad cuál te interesa más, sabiendo que te perderás las restantes... así es la vida! Por cierto, para más información y fechas en Galicia y Madrid, en este enlace de mi grupo ConduceCoches encontraréis el link para apuntarse (https://www.facebook.com/groups/257961934604980/).


La opción más completa es la DRIVING EXPERIENCE, que te permite conducir el Kadjar en una rampa inclinada, el Talisman 4control -con sistema de dirección trasera- en un slalom, aparcar el Mégane de forma automática y conocer el sistema R-Link de conectividad en un Scénic, todo en un pequeño área junto a los boxes o, por el contrario, saltar al trazado al volante de uno de ellos y ver qué tal se desenvuelve en pista.


La segunda opción es la eléctrica, que te permite probar la increíble agilidad del Zoe también en la zona de slálom y comprobar in situ el funcionamiento del sistema de frenos generadores de electricidad. Para conocer más detalles sobre coches eléctricos, en Barcelona se suele celebrar en otoño el Expoeléctric, donde se puede conducir tanto el Zoe como otros modelos (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/10/mundo-futuro-visita-expoelectric.html),


Y la tercera opción es la SPORT, que te permite probar en pista un modelo de la gama deportiva de Renault, en esta ocasión, Clio RS/Trophy o Megane GT/ RS... y, vaya, imagino que no hace falta decir a cuál me apunté, verdad?.



La experiencia estaba dividida en dos partes: una primera de teoría, de 1 hora de duración y una segunda de conducción, donde se nos daría la oportunidad de dar 2 vueltas al trazado largo co-pilotados por un monitor experto en conducción deportiva. Con sentido del humor, Luis y Máximo, los ponentes de la primera parte, ya nos advirtieron que su intervención se nos haría larga y, la segunda, corta; nada más lejos de la realidad!. Luis nos puso al corriente de las características técnicas de la gama Sport y Máximo nos presentó a los copilotos -desde jóvenes promesas de la competición a experimentados pilotos- y nos hizo una pequeña clase de conducción segura y deportiva, desde cómo sentarse correctamente a cómo hacer la mejor trazada en curvas.


Respecto a la gama Sport, Luis nos explicó que, en su diseño, se había partido de los modelos de competición y que los apéndices aerodinámicos (alerones, difusores...etc) eran plenamente funcionales. Respecto a las motorizaciones, tendríamos disponibles el Mégane GT (205 cv), el Clio RS (200), el Clio Trohpy (220) y, en primicia, el tope de gama, casi recién sacado de la fábrica y en exclusiva, el Mégane RS (280), todos ellos con sistema 4control y cambio automático, aspecto a tener en cuenta si no estábamos habituados a conducir sólo con dos pedales. Para evitar tortazos a la hora de subirse a los coches, el reparto se haría por sorteo, así que sólo me quedaba cruzar los dedos y esperar un pleno con el Mégane RS -como tonto!-, aunque, en verdad, lo que me atraía especialmente era conducir alguno de los dos compactos, pues ya tuve la oportunidad de probar hace poco un Clio "pata negra" en este mismo circuito (http://theredstig.blogspot.com.es/2017/11/esencia-de-f1-prueba-racing-renault.html).


Tocaba pues, pasar a la acción y entrar a boxes, a esperar pacientemente nuestro turno de subir a los coches, pues se entraba en tandas de 10 personas y éramos unos 100; además, cuando ví que empezaban a llamar a los Abad, Alba, Benítez... y ví que funcionaba por orden de lista del apellido comprendí que saldría de allí el último, pues el mío empieza por la poco usual letra T...


Por fortuna, este tipo de esperas no se hacen pesadas, pues siempre puedes aprovechar para hacer fotos, charlar con unos y con otros, cruzar impresiones con los que acaban de rodar... por lo que casi sin darme cuenta ya estaba sobre el asfalto, con la redecilla puesta y el casco enfundado y abrochado, mirando impaciente la fila de coches para averiguar qué tal andaba de suerte aquel día.


Me asignaron el número 9 que se correspondía con... el Mégane GT. Bueno, 50% de acierto, qué íbamos a hacerle. Me presenté rápidamente a mi monitor -un joven piloto-, me ceñí el cinturón de seguridad y, mientras nos daban la orden de salir a pista, me entretuve en echar un vistazo al interior del Mégane.


Lo primero que asaltó fue una clara sensación de dejà vu, pues el interior es muy semejante al del Talismán que probé en el Salón del Automóvil del año pasado (http://theredstig.blogspot.com.es/2017/09/que-la-suerte-te-acompane-contacto.html). Ante mí se extendía un salpicadero muy vertical y elevado con una gran pantalla táctil en la consola para controlar todos los sistemas del coche prácticamente sin botones físicos y un cuadro de mandos presidido por una gran cuentavueltas con la velocidad en el centro. Todo ello, con la buena terminación habitual del fabricante francés, con unos materiales de calidad pero sin exagerar, conforme a su ubicación en el mercado como fabricante generalista (para premium, ya tiene a Infiniti en el grupo y no es plan pisarle el terreno).


La linea GT se dejaba ver en el logo de Renault Sport en azul de los reposacabezas y en el volante en piel con costuras también azules. El RS, por su parte, utiliza costuras en rojo en un volante de piel vuelta y pedalier de aluminio, aparte de incorporar el logo en las luces diurnas delanteras y un tubo de escape centrado en el difusor.



Volviendo a mi Mégane, sigue sorprendiéndome lo bajos que están situados los asientos delanteros y lo alto que queda el salpicadero, en contra de lo que era habitual en la marca del rombo. Curiosamente, en el briefing, Máximo nos explicó que este efecto está buscado no sólo para acentuar la sensación de deportividad, sino para facilitar de manera inconsciente que echemos la vista a los lejos, hacia adelante y no hacia el morro, para elevar así también la seguridad y la eficiencia en la conducción al poder anticiparnos a posibles obstáculos que tengamos en el camino.

Los asientos, destacan, sobretodo, por su gran tamaño. Los muslos y la espalda se apoyan perfectamente y llama la atención por la anchura del respaldo. En serio, es como estar sentado en un confortable sillón de orejas de los que te permiten echarte una siesta, aunque aquí la idea no es exactamente que te puedas relajar tanto. Los pétalos laterales sobresalen a ambos lados, pero no te apoyas en ellos, de lo separados que están, sino que más bien están pensados para mantenerte centrado e inmóvil frente al volante... efecto arnés, podríamos llamarlo.

Pese a esto, no dificultan entrar y salir del coche, pues no son demasiado intrusivos y, además, su mullido es más blando de lo que podría parecer a simple vista. Aquí Renault sí ha mantenido su filosofía de asientos tirando a blandos y ha rehuido colocar rígidos semi-bacquets de competición, en aras de lograr una mayor comodidad; incluso en el RS muestran esta característica, en busca de lograr un vehículo que pueda usarse a diario sin acabar con la espalda machacada a los pocos minutos. Esto hace, además, que sea difícil acomodarse cuando llevas un casco puesto, como era mi caso, pues los reposacabezas no están pensados para eso y no acababa de encontrar el punto exacto entre la inclinación  del respaldo y la forma correcta de apoyar el cabezón.


 Estaba dándole vueltas al tema del mullido (asientos rígidos en versiones deportivas, sí o no?), cuando escuché que nos daban por radio la orden de salida. Palanca en D y empiezo a rodar por la calle lateral de boxes camino del final de la recta de tribunas; no sé cuántas veces he hecho ya esto mismo al volante de los más variados modelos (desde un Mondeo a un Lamborhini), pero no puedo evitar decir que me encanta esa sensación de incerteza, de ver qué me ofrecerá cada nuevo modelo en la primera curva...

... y en este caso, la sensación ha sido totalmente distinta a lo habitual, merced al sistema 4control, que gira levemente las ruedas traseras en sentido contrario a las delanteras para mejorar la agilidad y la estabilidad. Reconozco que aún me cuesta pisar a fondo el pedal de en medio, pues aún resuenan en mi cabeza las clases de la autoescuela donde nos decían que eso podía llevar al bloqueo y a la pérdida de direccionalidad (peligro que ha desaparecido desde la introducción del ABS) pero aún así tengo que luchar conmigo mismo para mover el pie derecho al centro y echarme encima sin miramientos. En este caso, además, al hacerlo e iniciar el giro me encontré con que parecía que me había pasado y entraba en sobreviraje, algo poco usual en un tracción delantera. Pensé que algo estaba haciendo mal y miré por el rabillo del ojo a mi copi, esperando algún comentario, pero se limitó a seguir indicándome la mejor trazada para salir con buena velocidad de la chicane.

Curva a curva, el efecto se repetía y en seguida me dí cuenta de que, efectivamente, bastaba con meter muy poco volante para inscribir al coche en la trazada, pues el eje trasero redondea el giro de forma autónoma; extraño al principio, pero muy divertido y seguro en cuanto te acostumbras, tal y como me confirmó mi monitor cuando se lo comenté.

Lo siguiente que advertí es lo bien aislado y confortable que resultaba el Mégane. Al rozar los pianos o gestionar las amplias curvas no se transmiten al interior vibraciones, movimientos exagerados o ruidos que puedan incomodar al pasaje. Ni tan siquiera al pisar a fondo puede decirse que el ruido del motor sea especialmente audible: suena potente y grave, sí, pero nada de escandalosas sinfonías de motores revolucionados. Tampoco el motor te ofrece una sacudida y un empujón al pisar a fondo, aunque puedes ver cómo los números de la velocidad suben a saltos sin pausa. Supone una gran ayuda aquí, por cierto, el sistema HUB de proyección de datos en el parabrisas que te evita tener que apartar la vista para saber a qué velocidad te estás moviendo (y que la mayor parte del tiempo te haría perder muchos puntos del carnet de conducir en carretera abierta).



Todo muy civilizado y bajo control. Deportivo y con pegada, pero sin la radicalidad que, supongo, se reserva al RS y que le permitió pegarme una "pasada" al pasar por la zona del Estadio sin contemplaciones... junto a uno de los Clio Trophy que iba, prácticamente, a su rebufo.

El último aspecto que me gustaría destacar del Mégane es el funcionamiento de su cambio automático EDC de 7 velocidades: excelente es la puntuación que se merece. No existe retraso entre el momento de acelerar y el de salir echando lechugas, ni extrañas sensaciones de vacío al ir ganando velocidad; todo lo contrario, puedes notar cómo va enlazando marchas ella solita y después procede a desgranarlas en el momento de frenar. Aunque nos dieron libertad para usar las levas del volante -éstas de buen tamaño y ancladas a la caña del volante, como debe ser-, nos recomendaron dejar el tema de lado y disfrutar del circuito sin complicaciones. Y no les falta razón, pues si ya es inevitable que se te acumule el trabajo mientras te concentras en seguir las indicaciones que te van dando para lograr la mayor velocidad en todo momento, al tener sólo dos vueltas por delante se hace realmente innecesario.

Antes de irme no pude evitar acercarme a Luis para comentar la jugada con él y darle las gracias por su tiempo y su actitud en todo momento y él me las dió a mí por dedicar una tarde del viernes a estar allí con ellos... por pasar unas horas en Montmeló? viendo de cerca deportivos de todas las épocas?
rodeado de otros chalados como yo del mundo del motor? y probando modelos de alto rendimiento en pista?

Ojalá pudiera estar cada día haciendo lo mismo!



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