miércoles, 31 de octubre de 2018

IV Pujada al coll del Pollastre - presentación Honda HR-V



El fin de semana del 20 y 21 de octubre, Arenys de Munt, un pueblo de El Maresme interior se vio transformado por la versión autóctona de la subida al Pikes Peak. Los 20 km. de la mítica prueba norteamericana se sustituyeron por los 3 de la Pujada al coll del Pollastre -no, no son los Pollos Hermanos de Breaking Bad, aunque se parece-, pero doy fe de que los 39 inscritos lo dieron todo para ofrecer el mejor espectáculo posible.


Me planté en Arenys antes de las 9 para poder deambular a gusto entre los boxes improvisados que se habían instalado al lado de la riera y poder observar cómo los mecánicos daban los últimos retoques, los pilotos se acababan de ajustar los cascos y los motores empezaban a rugir, en el ritual típico anterior a cualquier prueba que incluya automóviles. También estaban preparados los Honda Civic (el último Starfighter,) cedidos por el concesionario Honda de Mataró (Facebook:Romamotor Honda) que tuvo a bien invitarme a disfrutar del evento.


Entre los inscritos podías encontrar modelos desde la década de los 70 hasta la actualidad, pero cuando ves que el coche 0 es un Sierra RS Cosworth y que inicia su ruta de seguridad haciendo chirriar los neumáticos y saliendo de lado ya te das cuenta con bastante claridad de por dónde van a ir los tiros...


Pese a no tratarse de un rally de históricos, la mayoría de pilotos habían acudido con monturas clásicas, muchos de ellos auténticas joyas de las que ya no se fabrican y que resulta muy difícil llegar a ver rodar -no digamos ya competir!- en el día a día. Así, podíamos encontrar modelos fabricados de los 60 y 70, como los Simca 1.000, Renault 8, Seat 124 y 850 y hasta un Alfa Romeo Giulia -el clásico, claro, no el que pude probar en su día en mi post La berlina contraataca-.


Avanzando una década más, podías disfrutar de voluntariosos Citroën Ax, legendarios franceses como los Peugeot 205, Renault Super 5 y Alpine, omnipresentes Golf, algún Kadett y toda una bestia de los locos años del grupo B que hacía temblar los cristales de los edificios cercanos al acelerar como el Audi Quattro...


O el posterior Lancia Delta Integrale!



Los 90 también tenían representación, en este caso por uno de aquellos Honda Civic con motor VTEC de distribución variable o por exitosos modelos en el mundial de rallys como el Ford Focus y el Peugeot 206.


En el apartado de "otros", encontrábamos un reciente y anchísimo Porsche 911 GT3 Cup, raras avis como sendos Demon Car y Speed Car


y hasta un despistado monoplaza de Fórmula Renault fuera de su hábitat natural, los circuitos.


Pero si la sal lo pone la competición, el olor a gasolina y el sonido retumbando en las calles, la pimienta la pone la emoción de las maniobras arriesgadas y de ello se encargó el 206. Como decían en Destino Final 4, "estos tíos ruedan al límite y cualquier error les puede llevar a sufrir un accidente" como bien experimentó el Peugeot en la primera curva, cuando el eje trasero le hizo un extraño y se fue de cabeza contra el inicio de la valla.


Aunque no tuvo consecuencias para el piloto, fue demoledor para el coche, pues fue como empotrarse contra el canto de un hacha, dejándole el morro peinado con la raya en medio y provocando la suspensión de la competición mientras era retirado del recorrido.


Entre tanda y tanda, aproveché para hacer una visita al Stand que Romamotor Honda Mataró había montado en el codo que formaban la calle de boxes con la recta que precedía a la salida y donde mostraban los dos SUV's que la marca comercializa ahora mismo en nuestro país: el gran CR-V y el compacto HR-V.


Como del primero hablaré largo y tendido en un post que le dedicaré el mes que viene, me concentré en observar con detenimiento los cambios introducidos en el ligero restyling que la marca ha realizado en el hermano menor.


Los más veteranos recordarán que esta denominación no es nueva, pues en el año 2000 Honda ya vendía un modelo con este nombre y que en aquella época estaba sólo en su segmento. Medía 4 metros y anticipaba el concepto del SUV compacto que ahora se extiende por todas las marcas sin excepción; por su deportiva linea -estaba rematado con un llamativo alerón sobre el techo-, incluso podríamos decir que iba un poco más allá, entrando en el campo de los SUV deportivos que inició el BMW X6 y que tanto dio que hablar en su momento.


El HR-V actual poco ha cambiado respecto al modelo de 2015. Sigue midiendo 4,33 cm. y ahora ha limitado su gama de motores a uno de gasolina tal y como parece que el mercado exige, el 1.5 i-VTEC de 130 caballos; combinado con sus poco más de 1.200 kilos y el rendimiento de este tipo de mecánicas promete una conducción realmente ágil. El cambio estético más importante lo encontramos en el frontal, donde ha modificado la forma del soporte de los antinieblas que incorpora ahora una moldura inferior cromada, y la calandra, en la que la H toma protagonismo sobre una superficie reflectante al estilo de la que estrenó el Civic y que se extiende sobre los grupos ópticos principales.


En la zaga, los pilotos también han sido rediseñados y ahora lucen una moldura cromada que los une.


Uno de los puntos fuerte de este Honda es el tamaño del maletero, gracias al diseño dinámico que hace que la linea de cintura vaya en aumento desde la parte delantera del coche. Su capacidad total es de 470 litros si sumamos las dos zonas que incorpora, aunque la principal, por sí sola, ya cubica unos destacables 450.


También los asientos traseros mantienen el sistema Magic Seats que permite levantar la banqueta o abatir el respaldo al estilo habitual de todos los coches, pero que te hace pensar porqué no será un sistema más extendido con las posibilidades de modularidad que ofrece...


En cuanto te dejas caer frente al volante, te encuentras arropado por el asiento e integrado con el salpicadero.


La combinación de una consola central alta, un asiento bajo y un interior de diseño básico, con la pantalla totalmente insertada en el salpicadero y orientada al conductor, lo hace muy acogedor y te predispone a una conducción dinámica: aún sin poner en marcha el motor, colocas las manos en el volante, sacudes los hombros y te empiezan a entrar ganas de empezar a rodar con una sonrisa en la cara!. Aquí juega un papel básico el diseño de la palanca de cambios, una simple barra sin pomo, al estilo de los mandos de las consolas Atari de principio de los 80 y que sugiere que este coche es una auténtica fuente de diversión para mayores de 18 años. Como no podía ser de otra manera, incluso en parado constaté el buen tacto del pedal y la palanca, que permitía moverla con sólo un dedo gracias a su suavidad y cortísimos recorridos.


A diferencia del Civic o del CR-V con su avanzado estilo, el HR-V apuesta por un cuadro de instrumentos clásico a base de 3 esferas: cuentarevoluciones -con una cortísima zona roja a 7.000 vueltas-, velocímetro central de buen tamaño y esfera multifunción derecha. Un diseño que evoca a deportivos de antaño y que muchos de los participantes en la competición de ese día montaban en sus bólidos.


Aunque es esta ocasión no había modelos para realizar pruebas dinámicas, me extrañaría mucho que este modelo no respetase las pautas habituales de la marca en calidad de rodadura y posibilidades de su motor, una vez conocidas las especificaciones técnicas de que disfruta.


Después de intercambiar impresiones con Guillem, representante del concesionario, sobre este apasionante mundillo que compartimos y vivimos, continué todavía un buen rato más disfrutando del ir y venir de los participantes y del ambiente "a motor" que se había creado en la zona. Por desgracia, no me pude quedar hasta el final para conocer los tiempos realizados y la clasificación final, aunque casi, casi, era un dato anecdótico.

Y es que, como suele decirse, hemos venido a pasarlo bien, y el resultado nos da igual!.


En breve, más sensaciones al volante en mi blog y en mi página de Facebook The red Stig!

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