(Escribo estas lineas tras la última carrera de Volkswagen en el mundial de WRC. Después de 4 años triunfantes, en los que el Polo R WRC se ha convertido en el coche más laureado de todos los tiempos, con 42 posibles victorias de 51, ganando tanto la primera etapa que corrió como la última, ahora deben retirarse a toda prisa y corriendo... Cosas del efecto mariposa: un tipo en un despacho decide hacer trampas en el proceso de control de emisiones y el escándalo provoca que la marca deje de la competición para "ahorrar costes", cuando el primer gasto a evitar hubiera sido el sueldo del que aprobó la medida!).
El pasado mes de octubre se disputó en Tarragona la 52 edición del RallyRACC Catalunya-Costa Dorada, una de las más afamadas pruebas puntuables sobre 4 ruedas a nivel internacional que se disputan en nuestro país. Como cada año, el buen hacer de los chicos del RACC les ha llevado a ser considerados como uno de los mejor organizados del mundo. Empezando por la calidad de su página web http://www.rallyracc.com/2016/es/, en la que puedes encontrar toda la información necesaria (horarios, mapas, sugerencias para visitar los tramos, resultados...) y acabando por el enorme trabajo que realizan sobre el terreno para garantizar la seguridad y el espectáculo, pocas críticas se le pueden hacer a la organización.
Durante 4 días (13-16 de octubre), los aficionados han podido acercarse a coches y pilotos -en ocasiones, hasta tocar con la nariz las ventanillas-, a este apasionante mundo de vehículos 4x4 de 300 c.v. de potencia que compiten a toda velocidad sobre tierra y asfalto.
El primer día, jueves, se disputan 2 etapas-espectáculo, de corto recorrido pero muy ratoneras, que facilitan a los espectadores vivir unas horas de ruido y olor a gasolina quemada. Por la mañana, en las cercanías de Salou y , por la tarde, en Barcelona, entre Plaza de España y las Fuentes de Montjuic; en este último, además, se instala el palco donde los pilotos firman autográfos.
Acercarse a Montjuic esa tarde es todo un lujo: la avenida Mª Cristina se habilita como improvisado aparcamiento para las decenas de coches que participarán en el tramo, los pilotos vienen y van, el público corre de un lado para otro buscando el mejor sitio para disfrutar del espectáculo, un speaker anticipa el paso de los pilotos...
Como siempre en esto tipo de eventos, llaman la atención los grupos de nórdicos, grandes seguidores y conocedores del WRC., destacando por los disfraces y las ganas de pasarlo bien.
Esta etapa, de unos 3 km. de largo, consiste básicamente en subir por un lado de la Avenida y bajar por el otro, pero con un claro punto de interés: el "donut" que hay que hacer al pasar por la explanada ante las fuentes, coreada por las ovaciones del público entre el chirrido de los neumáticos, las volutas de humo blanco y el olor a caucho quemado.
De todas maneras, es interesante moverse un poco por el recorrido: es posible acercarse casi hasta el mismo asfalto para ver cómo los bólidos aparecen por una curva, aceleran y frenan a fondo en pocos metros y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos por la siguiente.
Otro punto de interés es el "desfile" de clásicos... pese a no competir, recorren el tramo a fondo, divirtiéndose a tope y permitiendo ver rodar a auténticos monstruos de tiempos remotos que difícilmente salen de sus garajes. Modelos como Audi Quattro, Lancia Delta y Stratos, Renault 5 Maxi Turbo... vehículos de otras épocas, algunas muy salvajes, como los extintos grupo B de los 80.
En definitiva, una forma fácil y cercana de vivir una parte de la experiencia WRC... porque si quieres sentirla al 100%, no tienes más remedio que acercarte el resto de días a las solitarias carreteras de Tarragona.
Hace ya algunos años que se cambiaron las retorcidas carreteras montañosas del Montseny por los majestuosos y amplios paisajes del sur de Cataluña: Terra Alta, Caseres, El Montmell, Pratdip... son etapas conocidas y queridas por los aficionados. Una de las particularidades del RallyRACC es que mezcla recorridos sobre asfalto y tierra a lo largo de los días... cuando no lo hace en una misma etapa, con la dificultad de regulación de los coches que ello conlleva. Para el público es ideal, pues puede elegir lo que más le guste: si prefieres disfrutar de la velocidad pura -en algunos tramos se alcanzan los 180 por hora- y notar cómo te zumban los oidos cuando pasan los pilotos a fondo por tu lado, al asfalto; si lo tuyo son las polvaredas monumentales y los derrapes continuos, a la tierra.
Algún año he madrugado para plantarme en los tramos a primera hora -a las 8 de la mañana- y es algo que vale la pena. Estás allí, rodeado de otros locos como tú que se han levantado a las 5 o que directamente han pasado allí la noche en tiendas de campaña, al pie de una carretera perdida y normalmente a pocos grados de temperatura aunque a mediodía suele hacer bastante calor. Estás disfrutando del silencio y del calor y el color de los primeros rayos de sol, cuando empiezas a escuchar el sonido lejano de un motor revolucionado a fondo que se alterna con los frenazos y el ruido de los amortiguadores y al poco ves pasar como una exhalación una mancha multicolor a la que intentas fotografiar como buenamente puedes.
Y es que a los aficionados a esta disciplina nos chifla la naturaleza y la meditación. Si no, no se entiende cómo podemos soportar horas sentados en una piedra sin nada más que hacer que mirar el paisaje, realizar largas caminatas por caminos de tierra y piedras desde donde aparcas el coche hasta el tramo de competición, frío a primera hora y calor a mediodía... eso sí, hay gente que viaja con la casa a cuestas y recrea su salón bajo los árboles, consola play-station incluida. O se lo toma como unos días de asueto con los amigos y los ves pasar cargados de carne a la brasa, bebida... y cómo no, no faltan los nórdicos y sus disfraces, o franceses que van cronometrando los tiempos de sus pilotos preferidos.
Hay gente que llega, planta la silla y no se mueve en los 3 días del sitio: fiel a mis costumbres, intento moverme por 2 ó 3 etapas, intentado alternar entre zonas rápidas, lentas, de tierra, de asfalto... moverse por las carreteras tiene su miga, pues muchas están cortadas, pero tienen el aliciente de que es fácil encontrarse con que un coche te pide paso y es uno de los pilotos en un tramo de enlace! o te los encuentras parados repostando o simplemente esperando su turno para salir a luchar contra el crono.
Otros 2 puntos de interés son el parque cerrado, situado en el parking de Port Aventura y la última especial del domingo, Duesaigües, la power stage en la que los 3 primeros clasificados suman 3,2 y 1 punto adicionales. Para el público existe una rotonda en la que los pilotos deben hacer otro espectacular "donut" y que se encuentra justo a los pies de una loma que actúa de grada natural.
Este 2016 ha contado con el aliciente de que nuestro representante en el certamen, Dani Sordo, ha cuajado una excelente actuación con su Hyundai que le ha llevado a liderar la prueba durante varias etapas y a permitirnos soñar con un campeón español. Por desgracia, el tándem Ogier-Volkswagen era prácticamente imbatible y nos hemos tenido que conformar con una segunda plaza... y un triplete de Hyundai al acabar 2, 3 y 4!. Ojo, pues, al equipo coreano, pues al faltar el Polo el año que viene se convierten en firmes candidatos a lograr su primer triunfo como marca y, porque no, de pilotos.
Y hasta aquí mi comentario sobre el pasado rally de Cataluña. El pasado fin de semana el mundial dió carpetazo con la carrera de Australia y ahora sólo nos queda esperar hasta finales de enero para ver qué nos deparará el 2017, aunque puedo anticipar que será emoción, velocidad y trazadas imposibles, sea sobre nieve, hielo, asfalto o tierra...
A FONDO! RASSSSSS!
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