La marca sur-coreana Hyundai es una vieja conocida del público español. Mucho ha llovido desde que los primeros y exóticos Pony se empezaron a ver por aquí a principios de los 90 o de su expansión con los bulbosos Accent y Lantra. En aquella época, la compañía jugaba la baza del up-grade: por el precio de un utilitario, un compacto; por el de un compacto, una berlina...y así sucesivamente. Recuerdo que en el año 98, cuando barajaba la compra de mi primer coche, me tentó el Accent, pero al final me pudo el interior aterciopelado del Fiesta Ghia. 15 años después la película ha cambiado radicalmente, Hyundai se ha posicionado como uno de los grandes productores mundiales y sus productos se enfrentan sin complejos al resto de marcas generalistas, sean de origen europeo o asiático. Aunque ya no ofrece aquella inicial relación producto/precio tan ventajosa, con sus vehículos aún tienes la sensación de llevarte "algo más", sea en equipamiento o en tamaño; y está claro que han acertado, pues este Tucson se sitúa en el pódium de los más vendidos de su categoria.
El coche que he tenido la oportunidad de probar esta vez es, cómo no, un SUV. Uno de cada cuatro coches que se venden en Europa pertenece a este segmento, que ya ha desbancado a los monovolúmenes y tiene en el punto de mira a los todopoderosos compactos; veremos al Golf rendirse ante el Qashqai? yo no lo descartaría en unos años, la verdad. Pero es que esas sensaciones que transmiten de seguridad y dominio de la carretera y, aún así, comportamiento de vehículo del segmento C, son imbatibles.
Para este modelo, Hyundai cambia el aséptico nombre ix35 por el más rotundo Tucson, y aprovecha para darle un aire más rudo y agresivo. Así, abandona el frontal más afilado del anterior modelo por uno con una calandra impactante y con lamas horizontales de gran presencia, ofreciendo un morro de diseño recargado.
Realmente, todo el exterior está muy cuidado estéticamente, y desde cualquiera de sus ángulos se aprecia con rapidez que se han tomado muy en serio su diseño. Los faros afilados, felinos, te guían con facilidad a un lateral identificable por unos pliegues de la chapa que demuestran el saber hacer industrial de la compañía.
Igualmente, en la zaga, destaca el trabajado dibujo de los pilotos, que redondean un conjunto armónico y donde todos los elementos encajan con naturalidad.
Respecto al ix35, este modelo sigue con la filosofía imperante en el mundo del motor de "Citius, Altius, Fortius" y crece levemente en todas las direcciones. Pasa de 1.415 a 1.475 kilos y de 4,40 a 4,50 metros de longitud aunque a cambio gana algo de maletero, de 465 a 488 litros, salvo las versiones de gasolina que llegan a los 513.,, magia? la explicación es un poco kafkiana, la verdad. Resulta que las versiones de gasolina llevan kit reparapinchazos y las diesel rueda ordinaria; como el kit abulta bastante menos, de ahí la ganancia de espacio. Será que los diesel pinchan menos? Podría entender que el 4x4 tuviera menos espacio por aquello de la tracción total, pero el porqué de esta distinción se me escapa. Aquí, como siempre, habrá defensores de la rueda de toda la vida y los que crean que para lo poco que se pincha, no hace falta; yo prefiero la rueda, pero la única vez que he pinchado tuve que llamar a la grua, porque las llantas de aleación tienden a adherirse y si no sale a golpes la única solución es acabar en el taller donde usan una máquina especial de vacío... por un pinchazo!.
En cualquier caso, el maletero tiene un tamaño razonable para el tamaño del coche, aunque los pasos de rueda son bastante intrusivos y hace que la base sea mucho más pequeña que la parte superior. Los plásticos son de aspecto sencillo, pero aquí empezamos a encontrar esos detalles que hacen ganador al Hyundai, como los asientos abatibles con un simple tirador o una toma de corriente en un lateral.
Sobre el maletero, añadir un par de cosas más: por una lado, el cubreequipaje no es rígido, monta una tela enrrollable en lugar de bandeja -punto a su favor, pues tendemos a colocar objetos pesados que pueden convertirse en proyectiles en caso de accidente- y por otro me llamó la atención que el tirador para cerrar el portón estuviera situado por dentro y no en la base, con lo que es necesario retorcer la mano para agarrarlo.
Toca acceder al interior y, para hacer las fotos del salpicadero, entro primero detrás, donde descubro la gran baza de este Hyundai. Es enorme! hay sitio de sobra en todas direcciones y da la sensación de ser realmente cómodo, aún en parado. Como extra poco habitual, encontramos salidas de aire para las plazas traseras en la base de la consola que se extiende entre los asientos delanteros.
Al pasar a la parte delantera, otro detalle de calidad como es el tener el nombre de tu coche en el umbral de las puertas.
Una vez al volante, la postura de conducción es alta, pero te sientes integrado en el coche: no tienes esa sensación de ir conduciendo desde el balcón de un primer piso y el asiento tiene unas formas muy acertadas, es amplio y tirando a blando, pero decididamente confortable.
El diseño del salpicadero es sobrio y moderno, sin alardes o excentricidades. No levanta pasiones, aunque es difícil encontrarle un pero a la corrección con la que están colocados todos los mandos. La pantalla central es muy poco lucida, al tratarse de la clásica LCD verde con las funciones de radio y poco más, pero es posible montar una de mayor tamaño que incorpora GPS. La base de la consola central sigue una pauta en la colocación de los elementos que casi se ha convertido en estándar: conexiones multimedia, bandeja portaobjetos, palanca de cambios, portabebidas y apobrazos con espacio interior.
Igualmente, el cuadro de instrumentos acude a la configuración clásica de dos grandes esferas con una pantalla central -esta sí, a color, pero de pequeño tamaño- donde se muestran los datos del ordenador de a bordo e incorpora una muy práctica como es la del control de la presión de los neumáticos. Aquí, además, abandona el estilo de diseño dinámico del ix35, en el que ambas esferas poseían visera.
El salpicadero reparte su construcción entre plásticos duros y blandos, reservando éstos últimos para la parte central, la más accesible a los pasajeros y concentrando los duros en las partes más alejadas, aunque por aspecto son difíciles de distinguir sin poner la mano encima. Destaca para bien el buen aspecto del equipo de climatización, con una banda de color negro-piano y la inclusión de diversas piezas metálicas (volante, aireadores, palanca de cambio...).
Todos los mandos tienen un tacto suave... quizás demasiado. Las marcas premium y aquellas que ponen un especial cuidado en los interiores (Ford, Peugeot, Volkswagen), han logrado que el accionamiento de sus mandos transmita calidad a base de aumentar la firmeza. Aparte del material mismo con el que están hechos, al apoyar la yema del dedo, casi puedes oir en tu cerebro un sonoro "click" al apretar y otro al soltarlo, lo cual te induce a pensar en una alta resistencia al paso del tiempo. Donde más se aprecia esta diferencia es al dejar caer el brazo izquierdo y empezar a trastear con los botones de los elevalunas de las 4 puertas: el apoyabrazos no está mullido, el panel lateral es rígido, la botonería no presenta esta leve resistencia...
Antes de ponerme en marcha, compruebo que la visibilidad es razonable en todos los ángulos, pero llama la atención el reducido tamaño del parabrisas y de los retrovisores. Lo primero es producto de las pautas de diseño actuales, a base de mucha chapa y poco cristal para dar más sensación de seguridad, robustez y dinamismo; en este aspecto, me quedo con los ventanales panorámicos de los monovolúmenes, aunque en ningún momento pueda decir que falte visión hacia adelante en este Hyundai. Aparcado al lado de un monovolumen de buen tamaño como es el Citroën C4 Picasso podemos advertir que el Tucson, pese a ser más alto, tiene claramente menos superficie acristalada.
Los retrovisores, por su parte, tienen el tamaño adecuado para hacer su trabajo, pero son poco SUV, son muy horizontales y más bien parecen diseñados para un turismo. Eso sí, como plus, se abaten solos al cerrar las puertas: nuevo gol que nos mete el Tucson!.
Como ejemplo de retrovisores a prueba de bomba, tenemos a este Range Rover Evoque que casualmente pasaba por allí (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/04/no-me-llames-suv.html): por su aspecto, parece que podrías hacer músculos anclándote a su base al estilo de Stallone en "Yo, el Halcón".
Es hora de empezar a moverse y de ver cómo se defiende este SUV en movimiento. Pongo el motor en marcha y en verdad es una auténtica delicia. Este GDI de inyección directa nos recuerda lo que es un buen motor de gasolina: ni vibra ni suena lo más mínimo (al ralentí parece que esté parado) y sube con una alegría inusitada hasta más allá de las 6.000 vueltas. Pese a ser del 2009, se nota su buen diseño y la inyección directa, así como la especialización de los fabricantes orientales mientras los europeos nos dejábamos inundar por el mundano gasóleo. Los 131 c.v. cunden que da gusto pese a no tener turbo, aunque a bajas vueltas se hace obligatorio reducir marchas. Como siempre, Hyundai da algo más, y en este caso son las 6 marchas, lo que hace que tras un viaje de 700 km. por autopista a buen ritmo marcara una media de 7 litros, muy bueno para un modelo de estas características.
Para la prueba dinámica, encaré una carretera digna de ser conocida por cualquier aficionado a los paisajes espectaculares y las curvas: el tramo que une Sant Feliu de Guíxols y Tossa. Pinos, acantilados, montaña, mar... imprescindible.
Nada más empezar a rodar advierto que sigue la tónica de fabricación del interior: volante, pedales y caja de cambios son de suave accionamiento. El embrague y el freno tienen un recorrido medio y son fácilmente dosificables; el acelerador, por su parte, es de lo que van anclados en el suelo y de buen tamaño, dato muy positivo. Igualmente, el reposapiés izquierdo está bien situado y se conduce en una postura muy cómoda, aunque sorprende un poco no ver el morro desde detrás del volante, pues desde fuera el diseño parece indicar otra cosa.
Su comportamiento antes las curvas es desigual: encaja bien las chicanes, cambiando con facilidad de rumbo a derecha e izquierda (igual que las rotondas), y en ese aspecto es hasta divertido de conducir, pero se le atragantan las de radio más cerrado si la velocidad es, simplemente, elevada. En éstas, las blandas suspensiones crean un acusado balanceo, con lo que para evitar incomodidades al pasaje las acabas tomando a 20-30 por hora con facilidad. No tuve ocasión de probarlo por pistas, pero el parking era de tierra y aquí se desenvuelve con facilidad, gracias a la comodidad de su suspensión, que le hace tragarse cualquier bache y a la distancia que le separa del suelo, que sin ser demasiado elevada para alguna alegría da; eso sí, sus cualidades off-road no parecen ir más allá de eso, debido al diseño de los parachoques, más enfocados a la vida urbana que a triscar por caminos demasiados rotos.
Junto a la palanca de cambios, por último, tienes disponibles 4 botones para conectar-desconectar algunas funciones de ayuda a la conducción.
El primero permite cambiar el tacto de la dirección, de COMFORT a SPORT, aunque yo no fui capaz de notar ninguna diferencia entre uno y otro. El segundo, es un asistente para bajar pendientes en conducción off-road, y aunque el carácter del coche no parece que dé para mucho más que para bajar una rampa húmeda de parking, nunca está de más una ayuda para afrontar situaciones difíciles. El tercero es para anular el sistema Start-Stop, que se me olvidó probar aunque apostaría a que es igual de suave y eficaz en su comportamiento que el resto del coche. Y el último es para que no funcione el asistente de parking, que te indica con pitidos si te estás acercando demasiado a algún obstáculo, aunque también se me olvidó probarlo... :).
En definitiva, un coche honesto como pocos: a los 5 minutos ya te ha enseñado sus cartas y se ha revelado como un coche amplio, con buen equipamiento y muy cómodo y agradable de conducir. A cambio, debes olvidar cualquier atisbo de conducción deportiva -tampoco se diseñó para eso- y un interior correcto, sin más. Lo que está claro es que han dado en clavo y es más que suficiente para la mayoría de conductores, visto su éxito comercial.
En cualquier caso, el maletero tiene un tamaño razonable para el tamaño del coche, aunque los pasos de rueda son bastante intrusivos y hace que la base sea mucho más pequeña que la parte superior. Los plásticos son de aspecto sencillo, pero aquí empezamos a encontrar esos detalles que hacen ganador al Hyundai, como los asientos abatibles con un simple tirador o una toma de corriente en un lateral.
Sobre el maletero, añadir un par de cosas más: por una lado, el cubreequipaje no es rígido, monta una tela enrrollable en lugar de bandeja -punto a su favor, pues tendemos a colocar objetos pesados que pueden convertirse en proyectiles en caso de accidente- y por otro me llamó la atención que el tirador para cerrar el portón estuviera situado por dentro y no en la base, con lo que es necesario retorcer la mano para agarrarlo.
Toca acceder al interior y, para hacer las fotos del salpicadero, entro primero detrás, donde descubro la gran baza de este Hyundai. Es enorme! hay sitio de sobra en todas direcciones y da la sensación de ser realmente cómodo, aún en parado. Como extra poco habitual, encontramos salidas de aire para las plazas traseras en la base de la consola que se extiende entre los asientos delanteros.
Al pasar a la parte delantera, otro detalle de calidad como es el tener el nombre de tu coche en el umbral de las puertas.
Una vez al volante, la postura de conducción es alta, pero te sientes integrado en el coche: no tienes esa sensación de ir conduciendo desde el balcón de un primer piso y el asiento tiene unas formas muy acertadas, es amplio y tirando a blando, pero decididamente confortable.
El diseño del salpicadero es sobrio y moderno, sin alardes o excentricidades. No levanta pasiones, aunque es difícil encontrarle un pero a la corrección con la que están colocados todos los mandos. La pantalla central es muy poco lucida, al tratarse de la clásica LCD verde con las funciones de radio y poco más, pero es posible montar una de mayor tamaño que incorpora GPS. La base de la consola central sigue una pauta en la colocación de los elementos que casi se ha convertido en estándar: conexiones multimedia, bandeja portaobjetos, palanca de cambios, portabebidas y apobrazos con espacio interior.
Igualmente, el cuadro de instrumentos acude a la configuración clásica de dos grandes esferas con una pantalla central -esta sí, a color, pero de pequeño tamaño- donde se muestran los datos del ordenador de a bordo e incorpora una muy práctica como es la del control de la presión de los neumáticos. Aquí, además, abandona el estilo de diseño dinámico del ix35, en el que ambas esferas poseían visera.
El salpicadero reparte su construcción entre plásticos duros y blandos, reservando éstos últimos para la parte central, la más accesible a los pasajeros y concentrando los duros en las partes más alejadas, aunque por aspecto son difíciles de distinguir sin poner la mano encima. Destaca para bien el buen aspecto del equipo de climatización, con una banda de color negro-piano y la inclusión de diversas piezas metálicas (volante, aireadores, palanca de cambio...).
Todos los mandos tienen un tacto suave... quizás demasiado. Las marcas premium y aquellas que ponen un especial cuidado en los interiores (Ford, Peugeot, Volkswagen), han logrado que el accionamiento de sus mandos transmita calidad a base de aumentar la firmeza. Aparte del material mismo con el que están hechos, al apoyar la yema del dedo, casi puedes oir en tu cerebro un sonoro "click" al apretar y otro al soltarlo, lo cual te induce a pensar en una alta resistencia al paso del tiempo. Donde más se aprecia esta diferencia es al dejar caer el brazo izquierdo y empezar a trastear con los botones de los elevalunas de las 4 puertas: el apoyabrazos no está mullido, el panel lateral es rígido, la botonería no presenta esta leve resistencia...
Antes de ponerme en marcha, compruebo que la visibilidad es razonable en todos los ángulos, pero llama la atención el reducido tamaño del parabrisas y de los retrovisores. Lo primero es producto de las pautas de diseño actuales, a base de mucha chapa y poco cristal para dar más sensación de seguridad, robustez y dinamismo; en este aspecto, me quedo con los ventanales panorámicos de los monovolúmenes, aunque en ningún momento pueda decir que falte visión hacia adelante en este Hyundai. Aparcado al lado de un monovolumen de buen tamaño como es el Citroën C4 Picasso podemos advertir que el Tucson, pese a ser más alto, tiene claramente menos superficie acristalada.
Los retrovisores, por su parte, tienen el tamaño adecuado para hacer su trabajo, pero son poco SUV, son muy horizontales y más bien parecen diseñados para un turismo. Eso sí, como plus, se abaten solos al cerrar las puertas: nuevo gol que nos mete el Tucson!.
Como ejemplo de retrovisores a prueba de bomba, tenemos a este Range Rover Evoque que casualmente pasaba por allí (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/04/no-me-llames-suv.html): por su aspecto, parece que podrías hacer músculos anclándote a su base al estilo de Stallone en "Yo, el Halcón".
Es hora de empezar a moverse y de ver cómo se defiende este SUV en movimiento. Pongo el motor en marcha y en verdad es una auténtica delicia. Este GDI de inyección directa nos recuerda lo que es un buen motor de gasolina: ni vibra ni suena lo más mínimo (al ralentí parece que esté parado) y sube con una alegría inusitada hasta más allá de las 6.000 vueltas. Pese a ser del 2009, se nota su buen diseño y la inyección directa, así como la especialización de los fabricantes orientales mientras los europeos nos dejábamos inundar por el mundano gasóleo. Los 131 c.v. cunden que da gusto pese a no tener turbo, aunque a bajas vueltas se hace obligatorio reducir marchas. Como siempre, Hyundai da algo más, y en este caso son las 6 marchas, lo que hace que tras un viaje de 700 km. por autopista a buen ritmo marcara una media de 7 litros, muy bueno para un modelo de estas características.
Para la prueba dinámica, encaré una carretera digna de ser conocida por cualquier aficionado a los paisajes espectaculares y las curvas: el tramo que une Sant Feliu de Guíxols y Tossa. Pinos, acantilados, montaña, mar... imprescindible.
Nada más empezar a rodar advierto que sigue la tónica de fabricación del interior: volante, pedales y caja de cambios son de suave accionamiento. El embrague y el freno tienen un recorrido medio y son fácilmente dosificables; el acelerador, por su parte, es de lo que van anclados en el suelo y de buen tamaño, dato muy positivo. Igualmente, el reposapiés izquierdo está bien situado y se conduce en una postura muy cómoda, aunque sorprende un poco no ver el morro desde detrás del volante, pues desde fuera el diseño parece indicar otra cosa.
Su comportamiento antes las curvas es desigual: encaja bien las chicanes, cambiando con facilidad de rumbo a derecha e izquierda (igual que las rotondas), y en ese aspecto es hasta divertido de conducir, pero se le atragantan las de radio más cerrado si la velocidad es, simplemente, elevada. En éstas, las blandas suspensiones crean un acusado balanceo, con lo que para evitar incomodidades al pasaje las acabas tomando a 20-30 por hora con facilidad. No tuve ocasión de probarlo por pistas, pero el parking era de tierra y aquí se desenvuelve con facilidad, gracias a la comodidad de su suspensión, que le hace tragarse cualquier bache y a la distancia que le separa del suelo, que sin ser demasiado elevada para alguna alegría da; eso sí, sus cualidades off-road no parecen ir más allá de eso, debido al diseño de los parachoques, más enfocados a la vida urbana que a triscar por caminos demasiados rotos.
Junto a la palanca de cambios, por último, tienes disponibles 4 botones para conectar-desconectar algunas funciones de ayuda a la conducción.
El primero permite cambiar el tacto de la dirección, de COMFORT a SPORT, aunque yo no fui capaz de notar ninguna diferencia entre uno y otro. El segundo, es un asistente para bajar pendientes en conducción off-road, y aunque el carácter del coche no parece que dé para mucho más que para bajar una rampa húmeda de parking, nunca está de más una ayuda para afrontar situaciones difíciles. El tercero es para anular el sistema Start-Stop, que se me olvidó probar aunque apostaría a que es igual de suave y eficaz en su comportamiento que el resto del coche. Y el último es para que no funcione el asistente de parking, que te indica con pitidos si te estás acercando demasiado a algún obstáculo, aunque también se me olvidó probarlo... :).
En definitiva, un coche honesto como pocos: a los 5 minutos ya te ha enseñado sus cartas y se ha revelado como un coche amplio, con buen equipamiento y muy cómodo y agradable de conducir. A cambio, debes olvidar cualquier atisbo de conducción deportiva -tampoco se diseñó para eso- y un interior correcto, sin más. Lo que está claro es que han dado en clavo y es más que suficiente para la mayoría de conductores, visto su éxito comercial.
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