miércoles, 25 de enero de 2017

Lexus Inspiration - contacto Toyota H-CR





"No más Toyotas aburridos" Esta frase tan directa no procede del ácido presentador de Top Gear, Jeremy Clakson, si no de uno de los directivos de la propia marca japonesa cuando se presentó este  modelo. Mientras que el resto de marcas japonesas, como Honda, Mitsubishi, Subaru, Suzuki, Mazda, -excepción hecha de Nissan, y para esto tienen el GT-R-, hacen gala de un claro enfoque deportivo y dinámico, Toyota ha huido siempre de cualquier atisbo de pasión o deportividad en sus diseños. Cierto es que durante un tiempo tuvo el Celica y ahora el GT-86 -de hecho, un Subaru-, pero la marca siempre ha hecho especial hincapié en la tecnología, la calidad y la eficiencia en detrimento de la diversión al volante y los excesos... quién si no podía triunfar con el especialísimo Prius?

Y ojo que esto no es una crítica: es un hecho.

Y tampoco parece que les haya ido mal, teniendo en cuenta que son el primer fabricante mundial año tras año, con unos 8 millones de unidades comercializadas, en dura pugna, por cierto, con otra marca que también hace gala de su fiabilidad y calidad perdiendo a pasos agigantados el feeling con el conductor/piloto: Volkswagen.

Pero como los directivos están ahí para maximizar beneficios aunque las cosas vayan ya bastante bien, han decidido que la marca debe ser capaz de ofrecer algo más que un simple medio de transporte y se han lanzado a revolucionar la marca le pese a quien le pese.



Hay que reconocer que, al menos en diseño, han logrado su objetivo: no hay aspecto del coche que no se haya variado respecto a las ideas preconcebidas que todos tenemos. Faros, retrovisores, luces traseras... todas las proporciones son extrañas, nuevas y fuera de lo habitual. Sorprende el uso de lineas afiladas y formas rotundas, futuristas, al estilo de Lexus. De hecho, por su tamaño (4.36 metros) encajaría perfectamente en la gama de la marca de lujo del grupo por debajo del resto de sus vehículos.


Especialmente impactante es la zaga, con unos pilotos tan poco integrados en la carrocería que parece que los puedas agarrar y llevártelos a casa. O el tirador de las puertas traseras, oculto en el montante y camuflado con la pintura del techo para dar aún más sensación de coupé. Por que otra de las características de este Toyota es que explora un nuevo campo: de los coupés-SUV. No me refiero a los Suv-Coupé, al estilo del BMW X6 o del Mercedes GLC, enormes vehículos con la trasera recortada, si no a un deportivo al que se le ha dotado de formas musculosas y prominentes pasos de rueda para dotarle del aspecto de moda actual.

En el interior, las buenas sensaciones continúan.


De entrada, la postura de conducción sorprende, pues te esperas la típica sensación de altura y, muy al contrario, vas estirado y con el volante muy vertical frente a tí... estilo deportivo, indudablemente, arropado por unos asientos de duro mullido y atrayentes formas. Por su parte, el cuadro de mandos es sencillo, con 2 esferas al fondo de sendas viseras y una pantalla entre ambas.


Además, el salpicadero es arriesgado, con muy poco que ver con otros Toyotas y orientado al conductor para hacerlo más partícipe de la conducción y presidido por una gran pantalla central elevada, en línea con los ojos del conductor.



Si por fuera parece un mini-Lexus, el interior acrecienta esta sensación, con materiales de muy alta calidad y tacto sublime de todo lo que queda a la vista. Incluso se permiten licencias como el innovador recubrimiento de las puertas, de forma cónica, extravagante y original. Al pasar a la parte trasera, el panorama no es tan favorable, pero es que en ningún cupé lo es. La extraña forma del tirador y lo alto que está obliga, de entrada, a forzar la muñeca para poder abrir la puerta y ésta no tiene un gran tamaño, dejando un hueco irregular para poder acceder al interior. Una vez acomodados, el espacio no es malo en ninguna de las direcciones, pues al ir sentados en una posición baja y aunque la altura no es excesiva (1,50 m., como en cualquier compacto), hay sitio suficiente para la cabeza; la pega es el reducidísimo tamaño de las ventanillas laterales que crea una cierta sensación de agobio, de encierro, como de ir en la trasera de una furgoneta. El diseño coupé también afecta a la capacidad del maletero, que con 377 litros se queda unos 60 por debajo de otros modelos de este mismo tamaño...




Las siglas C-HR quieren decir Cool-Hybrid-Revolution, es decir, "híbrido fardón y revolucionario". Los tonos azulados del interior y del cuadro de mandos -nótese que no hay contador de revoluciones-, ya nos indican que equipa el habitual sistema híbrido formado por el gasolina 1.8 de 92 c.v. más el motor eléctrico adicional que le lleva a ofrecer 122 en total, ya conocido en Prius y Auris. Si la cifra no es demasiado espectacular para un total de 1.455 kilos de coche, se ve agravado por el uso de un tipo de cambio que no invita precisamente a una conducción deportiva y sí ciertamente relajada: al acelerar, el coche primero se revoluciona y luego sube de velocidad, con muy poca conexión entre la posición del pedal y la aceleración lograda, invitando poco a pisarle con ganas. Cierto es que existen varios tipos de programas de conducción -se seleccionan desde el mismo volante, en un sistema que choca un poco al principio pero que resulta muy ágil en cuanto te acostumbras- y que en Sport mejora algo, pero siempre con esa sensación de "lag" presente.

Y la verdad es que su comportamiento es francamente bueno: pisa bien, es cómodo y estable, toma las curvas sin excesivos balanceos... la dirección, es suave y, a priori, parece lo suficientemente rápida, pero al realizar un pequeño ejercicio de slálom enseguida noté como se endurecía.

No quiero acabar este post sin hacer un último apunte sobre el nombre escogido: cuando estaba sentado en el vehículo de exposición, escuché como un señor le preguntaba a uno de los comerciales que se ofrecían a enseñarte el coche en profundidad y te ampliaban datos si este coche estaba fabricado sobre la base del Civic...Y es que la semejanza fonética con el Honda HR-V induce a confusión.



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