miércoles, 16 de octubre de 2019

Rompieron el molde - contacto Nissan Juke




El Nissan Juke es un coche sobre el que hace tiempo que quería escribir pero del que aún no había encontrado la oportunidad (léase excusa) hasta ahora. Sí, el pequeño SUV de Nissan nos deja después de 8 años en el mercado para dejar paso a su segunda generación y me ha parecido un buen momento para dedicarle mi particular elegía.

Hagamos un poco de memoria. Por aquella época, los japoneses ya habían comprobado que el Qashqai se había convertido en el auténtico pilar de la marca. Aún más, contra todo pronóstico, él solito desencadenó un efecto mariposa que ha cambiado la fisonomía de nuestras calles con una rapidez pasmosa y la marca hizo entonces lo que cualquier otra haría en su lugar: vamos a exprimir el fenómeno SUV!. Y lanzaron el Juke.


O son muy valientes o en verdad pensaban hacerse un harakiri profesional y les salió el tiro por la culata. La lógica decía que tenían que diseñar un Qashqai a escala, unos centímetros más corto y a seguir viviendo del cuento. Pero no. Decidieron arriesgar y presentaron un coche de estética tan diferente que le ha valido llevarse varios años el premio al "Coche más feo del año" de los gamberros de Top Gear. Si el triunfante SUV compacto no era más en su primera generación que un hatchback al uso sobre unas suspensiones elevadas y unos buenos balones, para el Juke optaron por una carrocería de tipo coupé y cuatro puertas pero con aditamentos tipo TT (protecciones plásticas, enormes retrovisores...etc). Si la mezcla ya de por sí resulta forzada, lo redondearon con los faros más extremos que se han podido ver últimamente en un coche de serie.


Parece como si al diseñar el frontal hubieran colocado primero los antiniebla demasiado arriba y demasiado grandes y, al darse cuenta del error, hubieran desplazado los faros principales por encima del morro hasta casi la base del parabrisas... tremendo!.

Otra de las "gracias" del Juke es que su característico exterior le penaliza enormemente cuando hablamos de aprovechamiento del espacio. Para una carrocería de 4,13 metros, al principio disponía de un exiguo maletero de 250 litros, unos 100 menos de lo usual en su categoría, como sucede en los gemelos Jeep Renegade o Fiat 500X. No sólo eso, la habitabilidad en ambas filas de asientos también es mínima, con una sensación de estrechez y poca altura disponible muy acusada.


Pero la marca ya había dejado claro que quería hacer un pequeño deportivo y al observar el interior lo adviertes rápidamente: salpicadero muy vertical, relojes independientes con una pequeña capilla y una escultural pieza plástica entre los asientos que recordaba al depósito de gasolina de una moto, según explicaban sus diseñadores en la época. La consola central albergaba una pequeña sorpresa en forma de unos mandos que cambiaban su función entre climatización y modos de conducción a golpe de botón; no recuerdo haberlo visto nunca más -ahora menos, con el auge de los mandos digitales-, pero me pareció una idea genial para ahorrar espacio y una buena muestra de ingenio.


Por el algún motivo, Nissan le ha tenido especial cariño a su pequeño SUV y no ha dudado en dotarlo de motores con caché. Además de las versiones usuales que rondaban los 120 caballos, había un tope de gama con tracción 4x4 y 190 briosos corceles... que luego se quedó corto con los 220 del NISMO RS y cortísimo si lo comparamos con los 600 de su gran broma, el R.


Ahí es nada! tomar el motor del Gran Turismo más conocido como Godzilla y encajonarlo como buenamente puedas entre las 4 ruedas de un Juke!. Tenía una relación peso/potencia tan desproporcionada que hay por ahí un video grabado en Dubai -dónde si no- en el que da sopas con honda a un grupo de superdeportivos de marcas como Ferrari, Lamborghini, Porsche...

El que pude probar yo fue el de 190 caballos, cuando el RS aún no se había ni presentado. Fue en un salón del automóvil y recuerdo que, al ir a apuntarme al stand, me preguntaron qué modelo quería probar: si el de 120 ó 116 o, directamente, el "pata negra". No me lo pensé dos veces y salí a darme una vuelta por el antiguo circuito de Montjuic con esta pequeña fiera. Y la verdad es que no me desagradó. Pese a su altura, las suspensiones eran firmes y pisaba con buen aplomo, sin balanceos sospechosos de la carrocería. Al volante parecía que estabas en un pequeño deportivo y no en un alto todocamino urbano, gracias al pequeño volante muy vertical frente a tí, lo bajo que estaba situado el asiento respecto a la base y lo corta y rápida de accionar que era la palanca de cambios. Aunque suene un poco a herejía, era muy fácil sentirse a los mandos de un modelo tan icónico y especial como el Mazda MX-5. Y el Juke tenía fuerza! recuerdo que, en un cruce con poca visibilidad, opté por acelerar con un poco más de decisión y el Juke salió con las 4 ruedas chirriando, ante las risas de mi acompañante, que ya sabía que era muy fácil conseguir ese efecto en las arrancadas.


En 2020 ya estará disponible la nueva generación del Juke y la marca seguirá confiando en sus poco usuales formas exteriores, aunque perdiendo señas como los excéntricos faros delanteros. Curiosamente, en muchos medios especializados se comentaba del saliente que, al ser tan rompedor, se corría el riesgo de pasar pronto de moda frente a un diseño más clásico y duradero; lo que no tenían en cuenta es que, al ser el primero de su especie, sentó unas bases de diseño que le han ayudado a mantenerse fresco durante casi una década. Con la nueva generación, ahora sí que será más práctico y habitable pero habrá que ver si mantendrá su buena respuesta o si se atreverán a lanzar más versiones hiper-mineralizadas e hiper-vitaminadas para deleite de todos los hooligans de este mundillo.

Y hasta aquí esta nostálgica entrada! en breve, más sensaciones al volante en mi blog con otro modelo que también inicia su particular fin de ciclo.

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