Aunque sólo han pasado seis meses desde que el Fia World RallyCross Championship hizo las delicias de los aficionados en Montmeló, este fin de semana pasado hemos tenido otra ración de este apetitoso plato que es la BarcelonaRX, cita ineludible desde ya para todos los aficionados a los derrapes desaforados. Gracias al suministrador oficial de neumáticos, Cooper, (https://www.facebook.com/NeumaticosCooper/?fref=ts) he tenido la oportunidad de pasarme un par de días enteros por el Circuit, disfrutando de las posibilidades que ofrece al público este certamen.
Reconozco que, como aún tenía en mente bastante presente la carrera del año pasado, pensaba que no me iba a impactar tanto; craso error, pues los organizadores se lo han montado para, manteniendo la esencia, dar los suficientes alicientes para atraer cada vez a más espectadores.
Así, en esta ocasión, únicamente había tres categorías en juego: Touring Car, Euro RX y World Rx,En el primero, se trata de vehículos de hasta 2 litros y tracción trasera, mientras que los dos restantes se juegan con estas pequeñas balas disfrazadas de coches de producción y que pasan por ser los vehículos más rápidos del mundo: de cero a 100 en 1,9 segundos! además, rondan los 600 c.v., tienen tracción a las 4 ruedas y no disponen de ningún tipo de ayuda electrónica, por lo que la pericia del piloto es fundamental...
Las carreras son cortas, de 4, 5 ó 6 vueltas y todos salen desde primera fila, aunque el que consigue la pole lo hace por la izquierda, lugar más favorable pues la primera curva es hacia ese lado. Es decir, que cada 10-15 minutos asistes a un mini-gran premio lleno de emoción y velocidad, en el que los adelantamientos se suceden por los lugares más inverosímiles.
Pero la estrategia también tiene su peso, pues en una ocasión como mínimo debe hacerse la vuelta Joker, que consta de algunos metros más, pero que da la ventaja de salir con más velocidad que el que hace la vuelta normal, con lo que no está claro quién acabará delante hasta el último momento... para decidir el mejor momento para hacerla, los pilotos cuenta con un copiloto virtual, que por radio les va informando.
Pero en esta disciplina, lo que sucede en la pista es sólo el 50% de la diversión, pues el paddock está abierto y es posible deambular entre las instalaciones de los equipos para vivirlo lo más cerca posible.
Así, los participantes vienen y van por los pasillos entre el público y ves a los mecánicos trabajar sobre los coches prácticamente desde detrás de su hombro. Algunas marcas instalan simuladores de conducción, la bebida energética Monster regala bebidas y el ambiente es de mucha cercanía con los competidores.
Evidentemente, el premio gordo es "cazar" la foto o el autógrafo de alguno de los pilotos estrella (Loeb, Block, Solberg, Ekkstrom...), y no es del todo difícil, con un poco de suerte y atrevimiento, pues en general son bastante accesibles. Por ejemplo, al pasar por el stand de Volkswagen, me encontré con que el copiloto más famoso de todos los tiempos, Luis Moya, estaba dando una master-clas a un grupo de afortunados que tenían pase, pero estaban allí mismo, en una zona descubierta y al alcance de todo el mundo, por lo que no pude acodarme en la valla para escucharle ensimismado. Cuando acabó la charla, no dudó en acercarse para fotografiarse y atender a todos los que estábamos por allí... tío majo donde los haya!
Y si no, aún tenías la opción de esperar a la sesión de autógrafos con los pilotos -que, por cierto, se realizaba en el stand de Coopertires- o acercarte a las sesiones que organizaba Monster en la Fan Zone, donde se repartían fotos autografiadas y camisetas con un cañón. En esta zona, además, encontrabas zonas de restauración -a base de bocatas y hamburguesas a un precio razonable-, patrocinadores y expositores variados.
Cuando llegué el sábado, todo hacía indicar que el día iba a ser complicado, por lo menos en lo referente a la climatología, pues hacía frío y el día estaba nublado. Y así fue: al poco rato estaba lloviendo, por lo que tocó echar mano de paragüas y chubasqueros y olvidarse de sentarse en los empapados asientos de las gradas.
Pero aquí las carreras no se paran por este "pequeño detalle", así que al espectáculo se sumaron las pantallas de agua que se levantaban, sobretodo en la salida.
Aquí, los Supercars mantuvieron el tipo, gracias a su tracción 4x4, pero los Touring, al ser sólo de tracción trasera, lo tuvieron bastante más complicado para mantenerse sobre la pista. Por si no lo he comentado, la superficie es 60% asfalto y 40% tierra; si en seco ya hay diferencias de grip, en mojado la diferencia era brutal y los Touring convertían el primer contacto con la zona terrosa en un auténtico Demolition Derby, con varios coches rebotando contra las protecciones en la primera curva.
El domingo, en cambio, el día apareció radiante y soleado, por lo que se pudo disfrutar sin trabas de cómo los Touring completaban el primer sector prácticamente en un derrape contínuo y con las ruedas delanteras haciendo el mínimo contacto con el asfalto. Aunque los Ford Fiesta, Peugeot 208 y Citroën DS3 eran legión, en esta categoría encontrabas otros modelos más exóticos, como un Mazda Rx8, un Volvo V40 (que sonaba como un Muscle Car) o un Ibiza, que consiguió colarse en la final.
En la categoría reina, por su parte, además del trío habitual, podías deleitarte con los Volkswagen Polo y Beetle, los impactantes Ford Focus y el coche ganador, el Audi A1 de Mattias Ekstrom. Debido a su potencia, éstos completaban la vuelta al circuito en menos de 1 minuto, con las 4 ruedas patinando a la vez y regalando momentos como el que se dió en la final, donde 4 coches entraron resbalando en la última curva en perfecta formación... y sin tocarse entre ellos!.
Como guinda al fin de semana e, intercalándose con las carreras, saltaban al circuito los Legend Rally Cars, los monstruos de tiempos remotos que difícilmente se dejan ver -y escuchar- fuera de los museos.
Varios Renault 5 maxi turbo, BMW M3, Opel Kadett, Peugeot 205 grupo B (ex-Ari Vatanen!), Mitsubishi Lancer, Seat Córdoba WRC... todos rodando a la vez y no precisamente de paseo, pues alguno se marcaba unas cruzadas de infarto sin ningún miramiento!.
En definitiva, mucho por ver, mucho por hacer y sobretodo, mucho por disfrutar por una entrada a un precio más que razonable.
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