Bueno, remotos, remotos, quizás no tanto, desde el 2010, para ser más exactos. Pero aunque en tiempo de humanos es poca cosa, en tiempo de coches supone toda una vida, pues su límite de edad comercial suele andar por ahí. Este Toyota, sin ir más lejos, lleva dos liftings y la actual generación no debería hacerse esperar mucho más.
Y es que el sector de los TT puros cada vez tiene menos representantes. Ok, siempre habrá un pequeño reducto de aguerridos conductores amantes de los 4x4 que no se dejarán llevar por los cantos de sirena de los implacables SUV y que no darán su brazo a torcer ante los "suveaceras", pero parece que cada vez habrá menos donde elegir. Incluso la propia Toyota tiene el RAV4, menos capaz pero también más económico de adquirir.
Pero basta con echarle un vistazo para advertir que el Land Cruiser tiene algo diferente. Cortísimos voladizos, amplios pasos de ruedas, retrovisores cuadradotes, suspensiones de gran recorrido, poderoso frontal... sí, un TT a la antigua usanza, tan reconocible y legendario como uno de sus competidores más radical, el Jeep Wrangler. Además, tiene unas buenas dimensiones, como debe ser en este segmento, con sus casi 4.90 de largo por 1.85 de alto. Sí señor, si no es más alto que tú no sirve!.
Estas medidas y sus formas rectangulares le dotan de un espacio interior formidable, con más de 620 litros de maletero (550 en formato 7 plazas). Se agradece el estribo lateral que te facilita auparte al interior, aunque aún más el asa instalada en el interior del montante A.
Sentarse al descomunal volante de un modelo de este tipo siempre deja huella, por la verticalidad de la postura. Furgoneta total, aunque con el volante en una posición más normal, también recuerda a los grandes monovolúmenes, aunque en aquellos el salpicadero tiende a alejarse de los ocupantes y la base del parabrisas se pierde en la lejanía. Nada que ver con SUV y asimilados, mucho más cerca de la postura habitual de un turismo. Demonios, si incluso en esa especie de tanqueta con ruedas que es el Ford Ranger Captor era fácil olvidarse de que conducías un pick-up.! No, aquí estás sentado ante una mesa de trabajo y de las rudas, la mesa de herramientas de una carpintería de toda la vida donde cada muesca tiene su historia.
Así, el salpicadero no hace la más mínima concesión al diseño: lineas rectas, consola ordenada y simple, materiales sin lujos y, botones, los justos y necesarios. La diferencia con las últimas creaciones de la marca japonesa son palpables, ahora con un interior mucho más trabajado y dinámico, pero "este" Land Cruiser tiene ya un par de años y, aunque maquillado, la veterana base da para lo que da... Incluso el cuadro de mandos recurre a las esferas analógicas con una mínima pantalla central LCD.
Para la motorización, pocos quebraderos de cabeza da el modelo: uno único, diesel, 2.8 de cilindrada y 177 voluntariosos caballos. Para un peso en vacío de 2.200 kilos está claramente justito -pensemos en un eléctrico como el Audi e-Tron con sus 400 caballos para 2 toneladas y media-, si no fuera porque son 177 percherones que le permiten trepar por las paredes si hace falta. En la versión probada el cambio era automático, de convertidor de par -obvio- y la combinación de ambos le otorga una capacidad de aceleración... nula. Da igual la marcha en la que circules, al pisar el acelerador a fondo sólo consigues que el coche dé un respingo para luego empezar a ganar velocidad con parsimonia; con mucha fuerza, pero con calma. Paradójicamente, dispone de deportivas levas tras el volante, pero hasta yo, defensor impenitente de las mismas, preferí no utilizarlas por lo poco apetecible que me resultaba su uso: por más que bajara o subiera de marchas, no notaba ninguna diferencia en la respuesta del coche, así que dejé al cambio ir a su rollo.
Si una de las bazas de este tipo de vehículos es su dominante postura de conducción, el Land Cruiser va sobrado. Casi cualquier otro modelo lo verás allá abajo, en la calzada, salvo que sea otro idéntico o un Hilux como el de la imagen. En este aspecto, supera incluso a vehículos formidables como el Volkswagen Touareg, muy semejante en volúmenes pero con un interior más de tipo berlina de lujo. El recorrido de prueba se hace en el antiguo circuito de Montjuich y, desde el primer momento, veo que no voy a tener problemas para respetar el límite de 50 km/h. ciudadano. Voy muy elevado y en la primera curva noto claramente las inercias y eso que voy a ritmo legal; lo dicho, neumáticos anchos y altos, largas y blandas suspensiones... tampoco juegan a su favor la arquitectura, con chasis de largueros en lugar de monocasco -como sucede en cualquier Land Rover- o la dirección, muy desmultiplicada para poder girar semejantes ruedas con el mínimo esfuerzo, pero que te exige maniobrar mucho sobre el volante para negociar cualquier curva y la hace poco precisa. Vamos, que no es el modelo que elegiría para subir al Col de Turini salvo que tuviera 1 metro de nieve acumulada. Claro, todo esto se vuelven ventajas cuando sales del asfalto y te enfrentas a obstáculos DE VERDAD, no a simples caminos de tierra. Muchas marcas de postín -como Jaguar-, están demostrando las posibilidades de la electrónica al lograr un gran equilibrio entre carretera y off-road, pero a costa de un precio sensiblemente superior al de este fenomenal Toyota, que aún conserva el selector giratorio de tipo de tracción frente a la palanca de cambios para que el conductor pueda hacer su trabajo.
Pero es un modelo con algo especial. Se le nota distinto a todo, único, y eso me gusta. De hecho, fue el último modelo que probé en el Salon del Automóvil de Barcelona del año pasado; después de todo el día probando modelos de varios tipos, sólo me quedaba el stand de Toyota. Allí tenían el nuevo Corolla, el Yaris o el RAV4, pero el cuerpo me pedía algo inusual de verdad, por lo que no lo dudé. Quizás no sea un vehículo para todo el mundo, pues deben darse algunas características especiales en tus gustos y prioridades, pero si necesitas mucho espacio -pero mucho-, movilidad en cualquier circunstancias, no quieres que se te dispare el presupuesto y, sobretodo, si para tí el placer de conducir representa superar una pendiente embarrada imposible para los demás más que curvear por el asfalto de tu carretera de montaña favorita... éste es tu coche.
Y hasta aquí este post! En breve, más sensaciones al volante!.
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