Me hubiera gustado estar presente el día que el jefazo de Citroën reunió a su equipo directivo y les dijo: "señores, vamos a crear una marca de lujo". Corría el año 2009 y era obvio que el último intento de Citroën por lanzar una berlina premium que compitiera con las alemanas tampoco había acabado de triunfar. El C6, pese a sus virtudes e imagen retro llevaba 4 años en el mercado pero seguía sin abrirse un hueco entre los grandes. Pero los fabricantes no se amilanan fácilmente, y PSA continuó con su huida hacia adelante: si no basta con crear un modelo de alta gama... pues se lanza una gama completa! Y, para ello, decidieron derivar su nombre del modelo más mítico del fabricante galo (considerado uno de los mejores coches del siglo pasado), el Citroën DS.
Los primeros lanzamientos de la nueva marca seguían siendo demasiado deudores de los modelos de los que derivaban: el DS3 era prácticamente un C3 coupé, el DS4, un C4 elevado y el DS5, otra vuelta de tuerca al concepto de su alargada berlina, ahora con diseño retrofuturista. Pero con éste DS7, puede decirse que la marca ha alcanzado la mayoría de edad con sólo 10 años y ahora sí que tiene una personalidad propia; ha adoptado como base de diseño los rombos y puede decirse que tiene un estilo para mayores de 18 años, tal y como se marcaban las películas para adultos en los 80 en nuestro país.
En líneas generales no puede decirse que sea un modelo rompedor: viéndolo en vivo, es inevitable tener una cierta sensación de "déjà vu", aunque con la avalancha de SUV's que estamos sufriendo es difícil lanzar un modelo al mercado que sea realmente diferente. Además, al buscar un aroma premium, se ha optado por no arriesgar demasiado y que su diseño perdure en el tiempo, aunque eso dificulte destacar entre el tráfico. A mí, por ejemplo, me recuerda a la gama QX de Infiniti entre el frontal de bordes cromados -aunque en este DS es mucho más prominente y espectacular- y la caída del pilar C. Para encontrar el punto distintivo nos tenemos que ir a la parte trasera, a los pilotos, alargados y con un diseño de rejilla tridimensional en rojo que hace recordar a las medias de las bailarinas del Moulin Rouge.
Donde sí que la marca ha dado el do de pecho ha sido en el interior, con unas formas nunca antes vistas y con unos acabados y materiales a la altura de lo que se espera en un vehículo de este nivel.
Si el lujo alemán es serio, el inglés, elegante y el japonés, tecnificado, DS ha optado por el lujo francés, el "chic", con profusión de detalles sobrios y de buen gusto pero con un punto de atrevimiento. Así, una plaquita en el salpicadero nos recuerda el nombre del nivel de equipamiento elegido -con nombres como Bastille, Opera o Rivoli-, ciertas partes metálicas poseen un grabado distintivo, el pequeño mando giratorio bajo la pantalla central es de cristal o el reloj analógico, que parece de pulsera, es de la marca B.R.M. y está situado sobre el botón de Start/Stop del motor... Es inevitable ponerse al volante y sentirse transportado a los amplios boulevares de París, salpicados de tiendas de las marcas de productos de lujo de más renombre o que la combinación de cuero y metal recuerde al traje de la ultra-sexy Catwoman del Batman de Tim Burton.
El diseño interior se basa también en las formas romboidales, lo cual no deja de ser arriesgado, pues "llena" el interior de aristas y rectas, por definición menos naturales que las lineas redondeadas.
Podemos ver, por ejemplo, que los magníficos asientos por mullido y tamaño, están cruzados por múltiples lineas que forman casi al azar rombos de diferentes tamaños -como en el tapizado de las puertas y del salpicadero-. El impacto visual es elevado, y potencia la imagen de coche exclusivo. Incluso los aireadores, encastrados en las esquinas, obedecen a esta regla.
Imagino que a la marca le hubiera encantado plantarle un volante también triangular -un poco como el que exibía El coche fantástico-, pero ante la dificultad de homologarlo en Europa, han recurrido a unas formas también muy poco usuales, en el que destacan las molduras inferiores que se abren hacia fuera o los mandos para los pulgares, también de cristal tallado. Como no podía ser de otra manera, la parte inferior es chata, lo cual es un poco raro al hacer giros de 180 grados, pero, en fin... todo sea por el glamour!
Siguiendo la pauta, el cuadro de mandos aprovecha la libertad de su formato digital para seguir inundando de triángulos el ambiente, con atrevidas secuencias de movimientos de los indicadores al estilo del Peugeot 3008 cada vez que cambian de apariencia (por cierto, los fantasmas que aparecen en la foto no son tales, si no el sistema de infrarrojos que puede proyectar las imágenes nocturnas directamente al cuadro de instrumentos).
Quizás uno de los puntos flacos de este DS7 se encuentre en los motores disponibles, todos salidos del grupo PSA. Con cilindradas de 1.5 para diesel y 1.6 para gasolina, oscilan entre los 130 y los 226 caballos, todos muy modernos, eficientes y capaces para mover sus 1.500 kg., pero a mi parecer le quita un poco de encanto el saber que cualquier compacto que se pare a tu lado en el primer semáforo probablemente monte un motor muy similar... en fin, si al grup VAG le funciona con sus Audi, por qué no intentarlo?.
Para las pruebas dinámicas, por suerte, nos tenían reservados los modelos más capaces de gasolina, con el añadido de un cambio automático por convertidor de par de 8 relaciones y levas en el volante. Y tengo que decir que funciona realmente bien: te permite dosificarlo al milímetro a base de acelerador o freno, es suave en cualquier circunstancia y, lo más importante, elimina la desagradable sensación de resbalamiento usual en este tipo de cambios. Tanto aceleras, tanto corres, como tiene que ser. Funciona tan bien que se pueden obviar las levas y dejarse llevar por la inteligencia artificial del cambio. Por cierto, la palanca de cambios tiene una forma y una orientación peculiar -parece un freno de mano clásico-, pero al final lo importante es que se puede usar de forma muy intuitiva al incorporar un botón P para activar el freno de estacionamiento y otro con una M para pasar a manual. Comentar que su funcionamiento es totalmente electrónico (by wire) y que se está instalando, tal cual, en otros modelos del grupo.
Si antes hablaba de la falta de pedigrí del motor, la verdad es que lo compensa con sus muchas virtudes. Es increíblemente silencioso y sedoso en su funcionamiento, creando una agradable sensación de refinamiento, pero, cuando lo necesitas, demuestra su fuerza gracias al turbo, aunque no busca aceleraciones extremas. Si los últimos Citroën -como el C4 Cactus- me han sorprendido gratamente por su logrado tacto de dirección, en este DS se mantiene el nivel, subiendo incluso el grado de asistencia y permitiendo que se pueda maniobrar con cero esfuerzo.
La tercera pata de la experiencia de conducción, junto a dirección y motor, la completa la suspensión... aunque aquí tengo que decir que me desilusionó un poco. Pocas críticas se le pueden poner en su funcionamiento -es un DS!-, al confort que logra y a como hace que los kilos se evaporen en curva, pero reconozco que me esperaba algo aún más espectacular. Al sistema de amortiguadores progresivos que Citroën está implantando y que pude probar incluso en el humilde Berlingo con increíbles resultados dinámicos y de confort, aquí añade sensores que escanean la carretera en tiempo real y que actúan en consecuencia sobre la carrocería. Eso permite pasar sobre baches e irregularidades casi sin que se noten, pero ese "casi" es lo que me decepcionó, pues ya se conseguía antes sin complicarlo tanto todo. Aunque no pude probarla en persona, me esperaba llegar a la estabilidad total conseguida por la legendaria suspensión Hidractiva sobre la que tanto había leído y tengo la sensación de que no fue así...
En cualquier caso, no se pueden negar las muchas cualidades de este DS7, que le permiten irse alejándose cada vez más de la marca "madre". No se han limitado a fabricar el mismo vehículo con otro envoltorio, y triunfa sobretodo en lo referente a la capacidad del interior para crear un ambiente propio y diferente. Y al fin y al cabo, en qué se basa parte del éxito de las marcas premium si no es en la distinción?.
Y hasta aquí llegó el post de este mes. En breve, más sensaciones al volante!.
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