Cómo me gustaría que me gustaran las motos! Me considero un "cazador de sensaciones", ya sea en el mundo del motor o fuera de él -he probado el rafting, el submarinismo, la via ferrata, el vuelo en helicóptero...-, pero el tema de las dos ruedas se me resiste, más allá de las salidas que hago los fines de semana en mountain bike. Sea por la falta de tradición familiar, sea porque no veo demasiado claro eso de acercar mi lindo pellejo al asfalto en cada curva, no me he subido más de 3 veces a una moto... y 2 de ellas, además, como paquete!. Pero el mundo del motor no está precisamente falto de recursos, y, si lo que quieres sentir es el placer de desplazarse en contacto con el mundo, siempre tienes opciones, sea para quemar adrenalina en un kart, sea para pasear en un descapotable (http://theredstig.blogspot.com.es/2017/08/mision-cumplida-contacto-mazda-mx-5-rf.html) o sea para tirar montaña arriba en uno de estos pequeños y capaces vehículos: los ATV.
Para pasar una mañana de domingo entretenida, me dirigí a la zona del pre-pirineo catalán, al municipio de Olvan. Allí se encuentra Indómit Centre d'Aventura (https://www.facebook.com/indomitaventura/), que, entre muchas actividades de ocio al aire libre como canoas, espeleología, segway, paintball y un largo etcétera, cuenta con una flota de estos vehículos para hacer excursiones en grupo. Hay un circuito cerrado para hacer tandas, pero creo que lo suyo es salir a campo abierto y aprovechar para acercarse a zonas a las que, de ordinario, difícilmente podríamos acceder.
Haciendo un poco de historia, el quad es un vehículo bastante reciente, de mediados de los 80, diseñado en un inicio para trabajos en zonas agrícolas y facilitar la movilidad sobre superficies de muy poco agarre. Como suele suceder, alguien descubrió un día lo divertida que puede llegar a su conducción y las posibilidades como vehículo de ocio y de deporte que pueden ofrecer. Baste con recordar que tienen su propia categoría en el Dakar, lo cual dice mucho de su capacidad off-road...
Los de Indómit miden algo menos de 2 metros, pesan unos 200 kilos y montan motores de moto de 250 cc, más que suficientes para proporcionar unas prestaciones razonables... que no son precisamente batir ningún record de velocidad o aceleración, por supuesto.
Para los que estamos acostumbrados a conducir coches, con sus cuidados acabados e interiores, ponernos a los mandos de un quad es una sorpresa por la austeridad que presenta en cualquiera de sus facetas, con guardabarros de plástico, rudos mandos, pocos botones e indicadores justos.
Una simple pantalla de LCD, testigos de los intermitentes y un recordatorio de si estás en punto muerto (N) o con la marcha atrás insertada (R) es lo único que preside el cuadro de mandos... más sencillo incluso que el Renault 5 con el que aprendí a conducir! (http://theredstig.blogspot.com.es/2015/12/mis-terrores-favoritos-i.html). Justo es reconocer que está pensado para mojarse y embarrarse hasta arriba, con lo que montar una pantalla táctil no sería una gran idea, pero no deja de sorprenderme lo poco que necesitamos para manejar algunos vehículos.
Antes de enfundarnos el casco, nuestro guía, Albert, nos da una charla sobre el recorrido que haremos y la técnica de conducción necesaria para que la seguridad sea máxima. Haremos un tour de 1 hora y seremos 4 vehículos en total, uno que conducirá él y 3 más, cada uno con una persona a bordo aunque son biplazas. Nos pregunta si sabemos ir en moto y aquí empiezo a pensar que mal empezamos, porque sólo he conducido una brevemente, y así se lo hago saber.
Su respuesta me deja sorprendido: "pues mucho mejor!". Resulta que, al tener manillar, los moteros tienden a manejarlo como una moto, intentando inconscientemente inclinarse en las curvas manteniendo recta la dirección... lo cual es imposible de conseguir, claro. Para girar, hay que actuar sobre el manillar sin miedo. La segunda recomendación es sobre los pies: no hay que sacarlos nunca de su espacio, pues crea el segundo problema para los que suelen moverse sobre dos ruedas por su tendencia a estirar la pierna al tomar las curvas, lo cual , además de inútil, es peligroso -un golpe contra un obstáculo y adiós a varios huesos-. También nos recomienda mantener una velocidad uniforme en las subidas y aminorar a base de toquecitos en los frenos en las bajadas para no bloquear las ruedas, extremar las precauciones cuando circulemos sobre asfalto y, sobretodo, disfrutar al máximo sin tomar riesgos innecesarios.
Para explicarnos mejor su funcionamiento, toca volver a los quads que ya nos esperan obedientemente en formación.
Unos mandos tan básicos no parecen tener mucha complicación, pero en esta vida todo tiene su truco y Albert nos pone al corriente de su funcionamiento. Así, el gas no es de puño, como cabría esperar, sino de gatillo, y se acciona con el pulgar de la mano derecha.
Aquí la pregunta es obvia: "y no es más cómodo de usar el otro sistema?". Posiblemente sí, pero al tratarse de un vehículo todo terreno el gatillo es más seguro, pues podría darse el caso de, en una subida pronunciada o al superar un obstáculo, que perdiéramos el equilibrio y accionar el puño de manera involuntaria, con el peligro de hacer un "caballito"... y, como decíamos antes, hablamos de 200 kilos de peso! También es curioso el funcionamiento del freno de estacionamiento, pues se trata de un pasador que bloquea la maneta del freno una vez lo has apretado. Y no podemos pasar por alto la existencia de la palanca de cambios, secuencial y con sólo tres posiciones, pues es un vehículo automático al igual que los ciclomotores.
Como se acerca el momento de salir, Albert nos anima a subirnos y empezar a hacernos con los mandos. La verdad es que el asiento está duro como una tabla, pero la postura es realmente cómoda, muy erguido y con los pies bien anclados en las amplias plataformas que monta a ambos lados. Parece una tontería, pero allí plantado te puedes a llegar a creer que estás en la plataforma de salida desde donde bajan los pilotos del Dakar el primer día...
Motores en marcha, gafas colocadas, insertamos la marcha adelante y toca empezar a presionar el acelerador. La primera sensación es que el muelle está duro, muy duro: de hecho, es inevitable notar alguna molestia al poco rato de circular, a lo cual no ayudan mucho las vibraciones del motor que llegan con nitidez hasta los brazos. En la primera parte del recorrido, sube las revoluciones y no se mueve del sitio, pero en seguida empieza a avanzar con suavidad. La verdad es que es muy fácil de regular y te habitúas con rapidez al tacto. Es muy progresivo, no sucede como en los ciclomotores, donde aceleras y aceleras y no pasa nada, hasta que el empuje se desata de golpe y tienes que soltar un poco de gas para no acabar con la moto por montera; aquí, es mucho más lógico y fácil, pues tanto aprietas, tanto corres. Las manetas de freno, en cambio, se asemejan por tacto a las de una bicicleta y no presentan ninguna complicación.
Lo segundo que se advierte es que te hace dudar de si tiene suspensiones, aunque los enormes muelles están a la vista.
Cada bache, cada irregularidad, cada grieta del terreno te la comes irremediablemente: parece que el quad esté hecho de una sola pieza! Si la irregularidad está en el lado izquierdo, para allí que vas, si está en el derecho, tres cuartos de lo mismo, pero al ser tan mazacote, tiene mucho aplomo y la sensación de seguridad es total; se inclina a los lados, pero no parece fácil superar el límite lateral en un uso normal.
Tras recorrer los primeros metros sobre tierra para irnos conociendo mutuamente, toca la primera parada para que Albert sepa si todo va bien. Además, toca un breve trayecto sobre asfalto y nos recuerda que aquí la conducción del quad se vuelve un poco más complicada que sobre tierra, debido a su eje trasero rígido y la falta de diferencial.
Esta configuración, que lo hace idóneo para tierra dificulta su conducción sobre superficies no-deslizantes, como el asfalto, pues las ruedas traseras giran siempre a la misma velocidad. El resultado es que es difícil circular en línea recta y tienes que ir todo el rato corrigiendo levemente la trayectoria a derecha e izquierda con el manillar: no supone mayor problema que aumentar un poco la concentración.
Vuelta a los caminos de tierra y vuelta a la diversión. Ahora que ya hemos pasado el primer contacto y hemos ganado confianza, empezamos a notar lo que aporta conducir una de estas cuatrimotos, pues sólo con dar un poco más de gas tienes la sensación de que puedes superar casi cualquier obstáculo que te encuentres. El camino empieza a hacerse cuesta arriba, pero basta con mantener firme la presión sobre el gatillo para ir escalando sin problemas. También las curvas aportan su granito a la experiencia, pues en seguida adviertes que, al ser de tracción trasera, tiende a derrapar levemente, por lo que, a poco a poco, cada vez cierro más el giro y doy un golpecito de gas para redondear la curva. Lo dicho, muy divertido y seguro.
Tras un rato de subida, llegamos a lo alto de una montaña, donde hacemos una parada para relajarnos y admirar el paisaje.
Las vistas son espectaculares y Albert nos explica qué es cada una de las cumbres que podemos divisar en la lejanía. Los días anteriores ha llovido y eso hace que el cielo esté nítido y limpio; además, nos ha favorecido, pues ha caído el agua justa para hacer desaparecer el polvo de los caminos pero sin llegar a embarrarlos en exceso. Al parar me doy cuenta de que me noto los brazos algo cansados, no por el esfuerzo en sí que supone manejar el quad, si no más bien por la tensión que he aplicado durante los primeros minutos hasta que he visto las cosas claras. De hecho, otro truco en su conducción consiste en "tirar más que empujar", es decir, manejar el manillar como las riendas de un caballo, tirando hacia tí del lado del que quieres girar más que empujar del contrario; de esta manera, se circula mucho más relajado y cómodo.
Nos hacemos unas cuantas fotos y volvemos a lomos de nuestras monturas. No puedo negar que me apetece mucho hacer el camino de vuelta, que ahora es cuesta abajo y donde nos tocará solventar gran parte del recorrido a base de inercia y frenos, aunque el último tramo, ya cerca del final, nos permitirá saborear la facilidad que tienen para pasar por sitios inverosímiles al tener que enfrentarnos a varias grietas de buen tamaño.
Para terminar esta entrada, el briconsejo del día: no tengas miedo de hacer el tonto!. Con ello quiero decir que no dudemos "creernos" que estamos haciendo conducción off-road auténtica y que acompañemos al quad con nuestro cuerpo: equilibra el giro con el cuerpo en las curvas, levanta el trasero al pasar obstáculos... vamos, intentando emular las imágenes que todos hemos visto de cómo se conducen para aprovecharlos al máximo!. No solo resulta más entretenido todavía, sino incluso más cómodo, pues te ahorras las sacudidas al hacer que tus piernas trabajen de amortiguadores.
Y hasta aquí esta atípica entrada de mi blog, que demuestra que, si las circunstancias son buenas, incluso a baja velocidad puede pasarse más de un buen rato.
En breve, más sensaciones al volante (o con lo que haga falta) en mi facebook (https://www.facebook.com/Theredstig/ ) y más información sobre futuros eventos de conducción en el grupo ConduceCoches (https://www.facebook.com/groups/257961934604980/).
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