Pese a lo que su nombre pueda sugerir, esta última versión del GTI sobre la base del Golf 7 no es un guiño a todos aquellos que fuimos a la EGB. No, su nombre no tiene nada que ver con aquel juego de coches tipo Scalextric que incorporaba la posibilidad de moverlos de un carril a otro para poder hacer adelantamientos. Aquel TCR se llamaba así porque permitía un Total Control Racing, mientras que éste lo hace por la competición Touring Car Racing. Curiosamente, en el fondo seguimos hablando de juguetes para circuitos, pero con escalas distintas.
Como ha hecho en otras ocasiones, la marca alemana ya tiene el Golf-8 a punto de caramelo y ha presentado esta especie de serie especial limitada de altos vuelos para cerrar el capítulo actual. Frente al GTI "normal", consigue extraer 290 cv por 230 a base de electrónica y ajustes, pues el motor es el clásico 2.0 de 4 cilindros que el grupo suele usar para las versiones más cañeras, como pasa con el Cupra Ateca.
Exteriormente, es difícil distinguirlo más allá de algunos pequeños detalles: las llantas exclusivas, los neumáticos que de tan finos parece que estén sólo pintados, el borde inferior negro del parachoques delantero, la pieza en el trasero que simula un difusor o la pequeña leyenda TCR delante de las ruedas traseras (en opción puede pedirse con un tamaño más visible). Quizás lo más reconocible es este color específico, un tono gris azulado que a mí me recuerda el de las maquetas sin pintar; arriesgado y distinto, lo que es seguro es que le otorga un plus de exclusividad y hace destacar las notas en rojo típicas del modelo.
En el interior, más de lo mismo, pues la diferenciación se limita a alegrarlo un poco más (lo cual nunca le viene mal a un modelo alemán!) a base de detalles colorados repartidos por el volante, la palanca de cambios, los asientos e, incluso, los cinturones de seguridad.
Al volante, lo primero que llama la atención es lo bajo que está situado el asiento, más de lo habitual en un compacto al uso: aquí la herencia del mundo de las carreras sí se deja ver con claridad, así como en la banda vertical en la zona superior central del aro.
El cambio es siempre automático, con el DSG de 7 marchas que tan buen resultado da en cualquier uso, bien dejándolo que actúe por sí solo, bien jugando nosotros mismos con las levas tras el volante -eso sí, fijas en la caña y de un tamaño demasiado pequeño-.
Una de las gracias de este modelo es que es tracción delantera. Como siempre es delicado acercarse a estas potencias confiando sólo en éstas dos ruedas -aunque ahí está el Honda Civic y su Type R con 320 caballos salvajes- monta de serie un diferencial autoblocante que permite pisar a fondo y transmitir correctamente la fuerza en los giros más cerrados sin miedo a acabar en la escapatoria.
En marcha lo notas como un coche ciertamente duro de suspensiones, pero es lo que es y aunque selecciones el modo comfort te vas a comer cada bache o reductor de velocidad con claridad. Suerte que los asientos, tapizados en parte con suave Alcántara, son firmes pero no duros-tipo-bacquet de competición, porque si no podría ser bastante insufrible fuera de un circuito. Tampoco se puede esperar un sonido demasiado racing, pues el interior está tan bien insonorizado que puede con todo y por su arquitectura de 4 cilindros no se pueden esperar filigranas; eso sí, al apretar el acelerador se nota enseguida cómo la potencia llega con claridad y el murmullo del motor se vuelve un poco más evocador, pero está tan bien filtrado en general que es mejor ir con un ojo sobre el velocímetro, pues rápidamente estás circulando a velocidades ilegales sin tener consciencia de ello.
Como versión de culto que es (o se convertirá) tiene un precio acorde, que supera los 40.000 €. Demasiado por un "simple" Golf?. Está bien acabado y es lo suficientemente potente pero al final no es más que un compacto de diseño clásico. Lo que está claro es que su valor podría dispararse en el futuro en tanto es uno de los últimos de filipinas, habida cuenta que Volkswagen no esconde su viraje hacia los eléctricos, con un ID3 que parece llamado a hacer con el Golf lo que éste hizo con el Escarabajo...
Y hasta aquí esta entrada!. En breve, más sensaciones al volante, esta vez centrado en los silenciosos coches del Expoelectric Barcelona.